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La venta ilegal de «croquetas caseras» en kioscos estatales en La Habana es un «negocio redondo» que sucede ante la mirada cómplice de administrativos y dependientes, denuncia hoy la prensa oficial cubana, que se hace eco de los reclamos de la población ante la pobre calidad del producto.

Este alimento es el más demandado en los establecimientos de la cadena «Di tú» de comida ligera, donde ofrecen croquetas hechas en casa como si fueran de la empresa proveedora, un producto que no cumple con los requisitos sanitario ni tiene el mismo tamaño ni sabor originales, revela el diario estatal Granma.

«La venta de croquetas ‘caseras’ en los ‘Di tú’ de la capital es un ejemplo de lo que sucede a la vista de todos y, aparentemente, ni administradores ni vendedores se enteran o, en el mejor de los casos, aluden a que eso no ocurre en sus establecimientos», señala el órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único).

Los consumidores se quejan de que las populares «croqueticas del Di Tú» ahora son más pequeñas y su masa no tiene el color ni el condimento que solía tener, de ahí las sospechas de un cambiazo.

En ocasiones «la hacen tan perfecta que te venden gato por liebre y ni te percatas», comentó Julio Alfonso, vecino de la barriada habanera del Cerro.

Los habaneros coinciden en que «el problema se ha generalizado» a casi todos los kioscos de la capital cubana.

«Resulta un negocio redondo, porque la croqueta es lo que tiene más salida (venta) en estos lugares, y aprovechan ese margen para venderle a la gente otras que traen los particulares, y entre todos se reparten las ganancias», asegura por su parte Berta González, residente del municipio 10 de Octubre.

El artículo no precisa si las croquetas industriales que deben vender estos establecimientos son comercializadas por otras vías irregulares, o si también se venden en los kioscos y las croquetas «caseras» simplemente se añaden a la oferta.

Los kioscos «Di Tú» están muy extendidos en Cuba, donde casi existe uno en cada barrio de las grandes ciudades.

En ellos que se venden croquetas, albóndigas, chorizos y pollos fritos a precios relativamente bajos para los comercios estatales, donde los productos se suelen vender por dos o tres veces su valor comercial inicial.

Las croquetas se venden a 10 centavos de CUC (moneda convertible cubana equivalente al dólar).

Según Granma, los directivos de la estatal Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria conocen las «insatisfacciones de la población» hacia este producto.

Las quejas recibidas obligaron a la empresa productora a realizar muestreos en 2016, cuando se comprobó que «el 75 % de las muestras eran introducidas por otras vías», informó entonces la presidenta del Grupo, Iris Quiñones.

El órgano del PCC se pregunta cómo los particulares consiguen la materia prima «de modo tal que pueden hacer una croqueta casera tan parecida a la que realmente produce la industria» y plantea la cuestión «no menos urgente» de los posibles riesgos de salud que implica un alimento sin control higiénico.

La prensa cubana responde a una línea editorial estatal, por lo que en muchas ocasiones se suele tomar lo publicado en ella como la posición oficial del Gobierno.

El pasado 16 de enero el diario Juventud Rebelde publicó también un artículo crítico sobre la «pésima» calidad de las compresas higiénicas subsidiadas por el Estado y la exigua cantidad entregada a las cubanas en edad fértil.




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