Recientemente recibí un video de una charla TED en la que se explicanlas razones por las que hay países ricos y países pobres, y porqué la diferencia puede ser tan abismal. La charla comienza con datos interesantes, entre otros que en el siglo XXVIII –cuando Adam Smith escribió La riqueza de las naciones- el país más rico del mundo era “apenas” 4 veces más rico que el país más pobre, mientras que hoy, dos siglos y medio después, Alemania o EEUU son 4000 veces más ricos que los países más pobres como Burundi o la República del Congo, medido en ingreso per cápita. Si bien todos intuimos que las desigualdades se profundizan con el tiempo, las magnitudes y el aumentoexponencial de la brecha no dejan de sorprender.

En la charla se plantea que el responsable de las diferencias, o más bien lo que hace ricos a unos y deja atrás a otros, es el knowhow colectivo, el saber hacer, y valgael anglicismo. Pero no se trata de la suma algebraica de los knowhow individuales que habitan en un determinado territorio, sino de la forma constructiva en que los saberes se agrupan, se complementan y se derraman desde los expertos conocedores hacia las empresas que los monetizan y finalmente hacia la sociedad en general. Se parece al conocido concepto de clústers (otro anglicismo; éste derivado de la palabra inglesaclusters) pero con más piquete y más alcance. El argumento, presentado con gráficas de cierta complejidad e ingeniosas metáforas, es que los knowhowque poseen las personas no generan riqueza, sobre todo en un entorno tan complejo y variado como el actual, a menos que se combinen y se unan con otros con los que tengan cierta afinidadpara que al final se generen productos de valor que nos enriquezcan a todos. De nada sirve tener un experto en manufactura de guacamole si no hay forma de conseguirle aguacates: la sabiduría del experto se desperdicia y lo más probable es que termine emigrando a Michoacán o dedicándose a otra actividad en la que no generarámucho valor porque no tiene elsaber hacer que se necesita.

El tema del knowhow es relevante y no cabe duda de que las naciones más opulentas –quizás con ciertas excepciones- son las que tienen un mayor conocimiento colectivo sobre asuntos que se pueden convertir en valor, y especialmente las que poseen mejor capacidad de combinar multitudes deknowhowde forma eficiente y efectiva. Pero hay un factor que no se menciona en la exposición y que va más allá del saber hacer; un factor que determina en buena medida hasta dónde llega el poder delknowhow y dónde éste se queda corto, sin mezclarse ni complementarse porque las condiciones no se dan, o están severamente limitadas por el saber ser.

Hay sitios en donde los conocimientos no se mezclan, no se organizan o no se hablan. El premio Nóbel de Economía 1993,Douglass North,decía que“la diferencia entre naciones ricas y pobres es fundamentalmente explicablepor la forma como se organiza la gente”. Es decir, que el saber hacer no hace sinergia ni se convierte en prosperidad si no existen las condiciones sociales -creencias, valores, rasgos colectivos, o como se quieran llamar- que faciliten el surgimiento de organizaciones productivas: una cultura que no se opongaa la combinación de conocimientos y su eventual conversión en riqueza. Y lo que es cierto en economía también lo es –y quizás con mayor impacto- en la política. La cultura de una sociedad es capaz de fomentar el populismo y losgobiernos de caudillos, así como de debilitar a las instituciones democráticas y liberales hasta hacerlas inoperantes.

El problema con la idiosincrasia de las sociedades, con el saber (o no saber) ser, es que se mira con curiosidad y se le da el trato de folklore, pero rara vez se mide el impacto que puede tener sobre el desarrollo de las naciones y sobre las libertades económicas y los sistemas políticos y de gobierno. Los cimientos de una sociedad próspera tienen que estar metidos en una cultura colectiva que acepte y le dé la bienvenida a laprosperidad. El knowhow no se convierte en riqueza dentro de un laboratorio, sino en la vida real. Y si la vida real no le ofrece condiciones de libertad y progreso, el saber hacer se seca o se va a donde pueda reproducirse sin tantos obstáculos.




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