Una de las artimañas más utilizadas por “ciertos” gobernantes para poder luego justificar medidas extraordinarias que, de otra manera no hubieran podido tomar sin violar la ley y la misma Constitución, provocando la justa reacción de la oposición y del mundo internacional, siempre ha sido la de inventarse y hasta con lujo de detalles, particulares situaciones de emergencia y…¿cuál situación más emergente para un país que la de denunciar “urbi et orbi”  un intento de magnicidio, o sea de tratar de asesinar a una persona importante del régimen como es el Presidente de la República?

En efecto esta palabrita trillada que es “magnicidio” nunca tan de moda como en estos últimos años donde etimologicamente “magnus” significa “grande” y el sufijo “cidium” significa “accion de matar”, es justamente el asesinato o el intento de asesinar a una figura política importante, asesinato que, por lo normal suele tener motivaciones idelógicas o intenciones de provocar una crisis política, como el magnicidio de Abraham Lincoln o el de John Kennedy en los Estados Unidos, el de Gandhi en la India, el del duque de Austria en 1914 que provocó la primera guerra mundial y el de tantos otros. La historia del mundo está llena de magnicidios cometidos contra jefes de estado, desde Julio César  acuchillado  con las famosas 23 puñaladas, en la antesala del Senado hasta nuestros días. Un poco menos la historia está llena de “magnicidos”…anunciados y cacareados a los cuatro vientos para justificar certa medidas…extraordinarias. Esto es deshonestidad…y punto!

Todos sabemos que el tocayo de nuestro Presidente, el eminente pensador florentino Nicolás Maquiavelo escribió en el famoso capitulo XVI de su obra cumbre El Príncipe, “que  a un principe (o sea a un gobernante), siempre le sobran motivos para “colorear” (o sea para justificar) lo que dice o lo que hace”… pero hoy día no estamos en el siglo XVI sino en pleno siglo XXI y ese tipo de advertencia, como la amenaza de un golpe de estado o de un magnicidio, para no convertirse en baratas elucubraciones palaciegas, necesita de pruebas concretas y comprobables para ser creíbles!

No pienso sea suficiente, como pretende alguien, la interceptación de aparaticos electrónicos teledinámicos, comunmente llamados  drones.

Cuando se toman medidas represivas se necesitan elementos probatorios porque el cuentito del “magnicidio” o del ex presidente golpista convertido en un vulgar asesino, en el 2018 ya no se lo cala nadie. Sin embargo con frecuencia  –  yo diría con demasiada frecuencia   –   hay gobernantes que suelen denunciar golpes y magnicidios imaginarios, existentes solamente en su prolífica fantasia, y no han tomado conciencia de que con eso, lo único que logran es crear en el país una tirantez  sumamente peligrosa cuyas consecuencias son imprevisibles. ¿Será  eso lo que quieren ?

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri




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