Carmen Elena Utrera habla con la tristeza atorada en la garganta. Apenas logra disimularla con inhalaciones lentas entre cada palabra, que usa como pausas para evitar que el llanto se le desborde antes de finalizar una frase, pero no lo logra. Así que despacio y al tono de un susurro explica el viacrusis que tiene que pasar para tratar a su hijo Alexis Utrera, que a sus 25 años está diagnosticado con esquizofrenia.
La comunidad donde reside Utrera está en la parroquia Santa Rosa de Valencia, específicamente en el sector 810. Un lugar donde los vecinos aseguran que jamás han conocido un funcionario gubernamental, salvo que sea la Policía. La última vez que vieron al alcalde Alejandro Marvez, fue en su cierre de campaña, antes de ser electo.
“A mi hijo le diagnosticaron esquizofrenia. La verdad se me hace muy fuerte poder alimentarlo y salir adelante. Mi esposo es chofer, pero a veces el carro se le daña. Es más lo que dura el carro dañado, que lo que sirve para trabajar”
Utrera pide a las autoridades que la asistan con alimentos y muy especialmente con el tratamiento médico. Hasta ahora no ha podido tratar la condición psiquiátrica de su hijo, a causa de los altos costos del traslado y las medicinas. “Las cosas se ponen muy costosas y se me hace difícil. Ahorita estoy esperando la cita de un psicólogo en un módulo ambulatorio, para ver si le mandan el tratamiento, pero yo no tengo dinero».
La resonancia que los médicos le indicaron al joven Utrera no ha podido realizarla. «¿Ee dónde sacaré yo dinero? Eso es demasiado costoso”.
Por la cercanía de las elecciones, frente a la casa de Utrera han pasado distintos candidatos. Todos ofrecen ayuda, pero ninguno ha cumplido la promesa.
