Cada gandola que transita por las vías del país es una muestra de lucha contra grandes adversidades. No se trata solo de un trabajo de carga y descarga de mercancía, en Venezuela es mucho más complejo como consecuencia de las fallas en la distribución de combustible y las bajas tarifas de los fletes.
Dos y hasta siete días en cola deben esperar los conductores de carga pesada para surtir gasoil en las estaciones de servicio. El resultado no es otro que el retraso de su trabajo que, hasta ahora no se ha traducido en desabastecimiento de productos porque el volumen de carga en los muelles no es tan elevado, de acuerdo con la información del presidente de la Cámara Regional de Carga, Jonathan Durvelle.
El representante gremial se ha reunido en varias oportunidades con el Órgano Superior del Transporte, al que pertenece, para buscar soluciones y, aunque ha llegado más combustible, al menos a Puerto Cabello, no es suficiente.
“Poco a poco hemos visto algo de mejora en la región costera del estado Carabobo, pero no lo que estamos esperando. Solicitamos que se enviaran 90 litros diarios de combustible para esa zona porque es la necesidad que tenemos. Y es necesario que no solo sea en Puerto Cabello sino en las vías de las zonas industriales como Carabobo, Aragua, Guárico y Portuguesa. Necesitamos una respuesta inmediata para equipar nuestras unidades y así tener el flujo constante de la mercancía”.
Fletes insuficientes
Además de las largas colas por combustible, el despacho por unidad no es al 100%, pero los transportistas tampoco pueden asumir el costo que eso implicaría. “Muchos se quejan en las estaciones de servicio al no poder surtir la cantidad que necesitan, y en caso de que se lo permitieran, no tienen la capacidad económica”.
Un tanque de mil litros de gasoil de una gangola es el equivalente a 500 dólares que los transportistas no pueden pagar por el tema de los fletes.
Durvelle explicó que un viaje de Puerto Cabello hasta Valencia debería estar en alrededor de 600 dólares, pero lo máximo que pagan son 200, por lo que, así como no tienen para llenar un tanque completo de combustible, tampoco se cuenta con lo necesario para reponer caucho y aceite, que es lo más básico.
Esto genera la depreciación de los vehículos que es evidente en una flota que tiene más de 40 años circulando con obsolescencia, motivada a que no hay capacidad económica para invertir en unidades nuevas.
Un camión cuesta 120 mil dólares, hay otros asiáticos más económicos, pero igual el sector no tiene la capacidad para pagar 50 mil o 60 mil dólares. “Invitamos a cada transportista para que tenga sus estructuras de costos y verifique que están siendo cubriendo con los fletes, se darán cuenta que es imposible por el precio de los mismos”.
El presidente de la Cámara Regional de Carga aclaró que esta es una situación que no es fácil de manejar, y que no está en manos de las asociaciones, pero que están abocados en buscar solución.
