¿Tiene Venezuela futuro? Por supuesto que sí, aunque a veces nos venza la tentación de creer que todo está perdido, o nos dejemos impresionar demasiado por el contraste entre el exceso de referencias al pasado, a menudo deformantes y la escasez de ideas acerca del mañana, salvo alguna (s) paráfrasis de Luis XVI “El futuro soy yo”.

La organización que reúne a los gremios empresariales venezolanos, único sector que ha renovado regularmente su liderazgo, FEDECÁMARAS, se atreve a poner en manos de la nación unas “Bases para la discusión de una propuesta de construcción colectiva de un nuevo modelo de desarrollo”, su título es Camino al Futuro: Venezuela 2035.

El documento tiene varios méritos, aparte de la virtud de tomar una iniciativa que todos sabemos hace falta, porque la Venezuela de todos que queremos requiere de una idea de futuro. Resumo las virtudes que veo en él. Es material “para la discusión”, no producto terminado “llave en mano”, insumo para un estudio y un debate abierto. Presenta unas “bases”, no una receta total sino un esquema que guíe y cuyo propósito es llegar a “una propuesta de construcción colectiva”, vale decir nacional de un modelo de desarrollo nuevo que releve al agotado. Todo a conciencia, como ha dicho Carlos Fernández, de que “el camino al futuro nunca será un atajo”. Pues el futuro no será regalo, será resultado.

Reconocer y ponernos en sintonía con las transformaciones en curso, la humanidad en medio de cambios a los que Venezuela no puede ser impermeable. La de la Venezuela del futuro ha de ser “una economía productiva, diversificada y con mirada global, que genere empleo digno y bienestar inclusivo y sostenible.” Esto, para la organización proponente significa, usando el concepto de la física que ha impactado la filosofía, un “desafío cuántico” para la política pues se trata de un reto múltiple cuya comprensión global requiere entender los diversos elementos relacionados con la alimentación, la tecnología, el conocimiento, la medicina y el bienestar, el transporte y la logística, el comercio y el sistema financiero.

En los mundos de la academia, la empresa, el trabajo, la ciencia, la creación intelectual y artística y desde luego, la política hay que abrirse a realidades nuevas, sin que ello implique deshacerse del conocimiento y la comprensión que la humanidad ha alcanzado.

Tentadora y necesaria invitación la de FEDECÁMARAS a discutir la Venezuela de 2035, porque siempre habrá Venezuela.




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