“La pobreza material y la pobreza psicológica no son sinónimos… la psicología de la pobreza es compartida por la mayoría de la población venezolana”, escribió el psicólogo social Oswaldo Romero García en su libro de 1990 Motivación en la educación y en la industria. Manuel Barroso, otro reconocido autor y experto en el tema de los rasgos culturales colectivos, en su libro La autoestima del venezolano de 1992, descartó que la marginalidad fuese un fenómeno económico y la identificó con un sistema de valores que hace que quien lo posee esté propenso a una conducta improductiva, ineficiente y generadora de comportamientos marginales, aun cuando tenga acceso a una vida de lujos.

Combinando los hallazgos de estudios que se han hecho sobre el tema de la cultura en Venezuela desde los años 80 hasta mediados de la década pasada, se pueden sacar varias conclusiones que quizás arrojen algo de luz sobre la situación actual del país, su pasado más reciente y su incierto futuro. En primer lugar, tal parece que la sociedad no ha variado sustancialmente su sistema de valores en los últimos 80 o 90 años, a pesar de la riqueza petrolera. Los cambios materiales no han cristalizado a nivel psicológico, ya sea porque no han tenido tiempo suficiente para consolidarse o no han sido canalizados adecuadamente para producir modificaciones o alteraciones profundas en las creencias de los habitantes.

En Venezuela persiste una cultura tradicional, con valores afiliativo-tribales, que se apoyó en la riqueza del oro negro y formó el piso de una apariencia moderna (hoy cada vez menos moderna) y democrática (hoy sin democracia) para brindar una ilusión de futuro próspero que se pensaba llegaría más temprano que tarde. Sin embargo, la combinación de una muy baja motivación al logro con altos niveles de necesidad de poder llevó a la sociedad a ponerse en manos de un régimen militar y populista y a dejar de lado 40 años de experiencia democrática. Una experiencia –la democracia-que no parece haber sido asimilada por el soberano, al menos hasta 1999 (hoy no se sabe). Vuelvo a citar a Romero García: “ante las crisis, los individuos de bajo logro se inhiben de pensar y no actúan en la dirección del éxito… se reacciona con un optimismo sin fundamento y se dice que aquí no ha pasado nada y que todo está bien” (o estará bien, pensaría la gente cuando votó por el chavismo).

Una investigación de 1983 sobre las creencias inducidas por la motivación de logro en 30 grupos culturales diferentes, publicada en el Journal of Personality and Social Psicology, revela que para los grupos de alto logro el éxito significa trabajo y educación; el progreso es sinónimo de automatización; la educación supone competencia, progreso, riqueza; la competencia implica trabajo; la escuela significa éxito y progreso. En los grupos con bajo logro, por el contrario, el progreso tiene que ver con loterías y simpatía; la educación enfatiza conceptos tradicionales; la competitividad es sinónimo de pecado, castigo y suerte; la escuela está asociada con el dolor y el fracaso.

El perfil cultural del venezolano no solo viene de anécdotas y folklore, sino que se ha estudiado con bastante rigurosidad y constancia desde hace más de 4 décadas. Los resultados se corresponden con unas motivaciones sociales que han generado las características fundamentales de nuestra sociedad, tal y como la conocemos hoy en día. Una sociedad que tiene las mismas creencias en todos sus niveles y estratos, pero donde cada nivel las manifiesta y discursea de manera distinta. Una sociedad que entró en una de las crisis más agudas de su historia y que hoytiene serias dificultades para satisfacer las necesidades básicas de sus integrantes. Una sociedad que lleva años por el camino de la amargura; que puede seguir por esa ruta y llegar más abajo. Mucho más abajo. A menos que interiorice su responsabilidad,termine por entender el origen de todo yse atreva a cambiar.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.