Beatriz Rojas @rojas_beatriz
El Papa Francisco envió a sus mensajeros por el mundo entero con la finalidad de llevar las buenas nuevas de salvación y confesar los pecados del pueblo de Dios.
El padre Luis Toro, enviado del Vicario de Cristo para el estado Carabobo, estará este fin de semana en la ciudad, y dirigirá una serie de actividades que contribuirán positivamente a la vida espiritual de la feligresía de la Arquidiócesis de Valencia.
El sacerdote enviado por el Vaticano estará el sábado 16 y domingo 17 de julio en el Santuario María Auxiliadora de Valencia, del Colegio Don Bosco, desde las 08:00 de la mañana hasta las 04:30 de la tarde. Presidirá jornadas de confesión para obtener la absolución de los pecados y la bendición papal.
El presbítero Luis Toro estará el jueves 14 de julio en la parroquia “Nuestra Señora del Carmen” de San Joaquín a las 03:00 p.m; el viernes 15 de julio a las 09:00 a.m. en “Nuestra Señora del Rosario” de Güigüe; el viernes 15 de julio a las 03:00 p.m. en la parroquia “La Misericordia del Señor” del Morro II en San Diego; el lunes 18 de julio en La Catedral de Valencia a las 09:00 a.m. y a las 03:00 p.m. en la parroquia “San Juan Don Bosco” del barrio El Consejo; el martes 19 de julio a las 09:00 a.m. en la parroquia “La Inmaculada Concepción” de Montalbán y a las 03:30 p.m. en la parroquia “San Antonio” de Prebo.
El misionero fue invitado por el arzobispo de Valencia, monseñor Reinaldo Del Prette con el fin de animar las misiones populares o iniciativas específicas relacionadas con el Jubileo, haciendo especial referencia a la celebración del Sacramento de la Reconciliación. El Santo Padre, de hecho, les otorgó la autoridad para perdonar también los pecados reservados a la Sede Apostólica.
Entre sus características principales está la de ser: Signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón, artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo. Se dejarán conducir en su misión por las palabras del Apóstol: «Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos» (Rm 11,32), predicadores convincentes de la misericordia, anunciadores de la alegría del perdón y confesores accesibles, amables, compasivos y atentos especialmente a las difíciles situaciones de las personas particulares.
