EFE

La mexicana Salma Hayek cumplirá
este 2 de septiembre 50 años convertida en un icono latino gracias a sus
facetas de actriz, productora y empresaria, ello sin renunciar a sus orígenes
en Veracruz, donde todavía es recordada como aquella joven buena pero traviesa
que escapaba del colegio para comer unos tacos.

«La rebeldía para ella era
que si podía escaparse (del colegio) para un cóctel o unos taquitos, se nos
escapaba», explicó a Efe Mercedes Qrtega, trabajadora de la Escuela
Margarita Olivo Lara, en la que Hayek cursó gran parte de su primaria y
secundaria.

La maestra, que a sus 75 años
continúa empleada en este centro educativo como personal administrativo,
recordó a Hayek como una niña «alegre, bailadora y una excelente
gimnasta» que, además, era «muy buena compañera» y
«cariñosa».

Oriunda de Coatzacoalcos, un
puerto del estado de Veracruz, en el Golfo de México, Salma proviene de una
familia acomodada y de origen libanés por parte de su padre, un hombre de
negocios y político, y la actriz siempre tuvo una inclinación natural hacia el
arte como su madre, cantante de ópera de ascendencia española.

Vivió gran parte de su infancia y
juventud en esta ciudad que, por aquel entonces, no llegaba a los 100.000
habitantes, si bien a los 12 años fue a estudiar una temporada en un colegio
religioso de Luisiana (EE.UU.), donde perfeccionó el inglés.

A su regreso, y tras completar
los estudios en el Margarita Olivo Lara, comenzó una carrera universitaria que
pronto abandonó para centrarse en la actuación.

Tomó un curso en el Centro de
Educación Artística (CEA) de la todopoderosa Televisa y, tras algunos papeles
secundarios, conquistó la pequeña pantalla con la telenovela «Teresa»
(1989), su primer y único protagonista en televisión.

Tan menuda (1,57 metros) como
atrevida, Salma fue a Hollywood a principios de los noventa y en 1995 comenzó
su andadura hacia la fama con «Desperado» (1995), un filme de acción
en la que interpretó al interés amoroso de Antonio Banderas.

A esta película le siguieron
otras como «Del Crepúsculo al Amanecer» (1996), hoy de culto y con
guión de Quentin Tarantino, en la que Hayek, como en otros roles al inicio de
su carrera, explotó su sensualidad curvilínea, en ese caso como una reina
vampiresa que danzaba con una serpiente.

«Wild Wild West» (1999)
y «Frida» (2002), con la que obtuvo una nominación al Óscar, «Bandidas»
(2006), en la que actuó junto a Penélope Cruz, «Savages» (2012), de
Oliver Stone, o «La chispa de la vida», con la que fue nominada al
Goya español, son solo algunas de sus películas más recordadas.

Además de su extensa filmografía,
de medio centenar de largometrajes y en la que dirigió una película, «El
Milagro de Maldonado» (2002), Hayek ha despuntado en la industria con el
paso de los años por su faceta de productora.

Ha sido artífice de series de
televisión como «Ugly Betty» o de la película de animación «El
profeta», que cosechó buenas críticas y en la que quiso acercarse a sus
orígenes libaneses.

En la última década, ya casada
con el empresario francés de marcas de lujo François-Henri Pinault, Hayek lanzó
la línea de cosméticos Nuance, luego de años de haber participado en campañas
de publicidad de marcas de moda y belleza, y de ser considerada una de las
celebridades mejor vestidas.

A esta faceta emprendedora, se le
suma su labor como activista, desde reunirse con la paquistaní y Nobel de la
Paz Malala a visitar campos de refugiados sirios.

También ha participado en
entrevistas en programas de máxima audiencia en EE.UU. para defender el papel
de los mexicanos en este país y criticar, con la gracia que le caracteriza, al
candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump.

En estos últimos años la
prioridad de Hayek es su hija Valentina Paloma, nacida en 2007, y llegó a decir
que «las mujeres luchamos por nuestros hijos, nuestras juventud y nuestra
libertad».

En un mundo tan complicado como
el de Hollywood, especialmente cruel con las mujeres a medida que cumplen años,
Hayek ha sabido jugar con sabiduría sus cartas hasta convertirse en una de las
latinas más influyentes.

La revista Forbes dio fe de ello
y en un ránking de 2015 la consideró la cuarta mujer más poderosa de México.

Todoterreno, ambiciosa y rompe
moldes serían tres adjetivos que permitieron llegar al olimpo de las estrellas
a esta «estudiante regular», como la definió la maestra Ortega.

«Era como la mayoría, no era
una niña floja. Era cumplidora, pero no recuerdo ninguna boleta (de
calificaciones) excepcional», rememoró Mercedes, quien dice que es
«un orgullo» para la escuela, y para Coatzacoalcos, que Hayek siempre
reivindique sus orígenes.

«Lo peor que puedes ser en
Hollywood es ser una mujer de más de 40 años. Además de eso yo tengo acento,
soy disléxica, soy de baja estatura y un poco rellenita. Todo lo que se imagine
yo lo tengo, pero aún así aquí estoy», sentenció Hayek hace unos años en
una entrevista con la revista Harper’s Bazaar. 




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