EFE

El
canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, pidió este viernes a Jihad Ahmad Diyab,
el exrecluso de Guantánamo que fue acogido como refugiado, que «abandone
la huelga de hambre que se encuentra llevando a cabo» desde hace
aproximadamente 60 días para reencontrarse con su familia en otro país.

«El Ministerio de Relaciones Exteriores reafirma su compromiso
irrestricto con la defensa y la promoción de los Derechos Humanos y en
particular con la afirmación de la vida humana como bien supremo a
tutelar» y «se permite hacer un llamado al señor Diyab para que abandone
la huelga de hambre que se encuentra llevando a cabo y continúe con la
búsqueda de un futuro mejor para él y su familia», leyó Nin Novoa
durante una comparecencia de prensa en la sede de la Cancillería
uruguaya, en Montevideo.

El ministro uruguayo decidió realizar
una serie de precisiones a raíz de las recientes declaraciones de
Diyab, en las que afirmó que «no confía en el Gobierno» uruguayo por las
«promesas que incumplió», entre las que se encuentra el reencuentro con
su familia.

En este sentido, Novoa aseguró que Diyab
«presentó una solicitud de reunificación familiar que fue aprobada por
la Comisión de Refugiados de Uruguay (CORE)».

«A partir de ese
momento, el interesado se puso en contacto directo con la Cruz Roja con
el fin de realizar los trámites necesarias para la venida de su familia
al Uruguay», explicó el canciller.

Asimismo, señaló que a
Diyab «se le solicitó que confirmara su voluntad» en una serie de fechas
entre febrero de 2015 y marzo de 2016, «sin haber recibido respuesta en
ninguna de ellas».

El expresidiario de origen sirio abandonó
el país a mediados de junio y a fines de julio se presentó en el
consulado de Caracas, Venezuela, donde pidió «obtener refugio en un tercer país, porque no quería regresar a Uruguay».

«Si ninguna de estas solicitudes resultaba posible», Diyab pidió ante
el consulado que se «realizaran gestiones para su retorno a la prisión
de Guantánamo».

A la salida de dicha sede diplomática el
expresidiario fue detenido por las autoridades venezolanas, tras negarse
a abandonar la sede y «amenazar con cometer suicidio si se le forzaba a
hacerlo», según comentó el canciller uruguayo.

En este
sentido, Novoa aseguró que Diyab se retiró de la sede consular luego de
proferir «amenazas e insultos al personal allí presente», que semanas
después lo deportó a Uruguay.

Por otra parte, el canciller se
refirió a la situación familiar del expresidiario y, en este sentido,
afirmó que las «autoridades uruguayas dispusieron lo necesario para el
otorgamiento de visas a la madre, esposa e hijos» de Diyab.

Sin embargo, la entrega de la documentación falló en dos ocasiones.

Por un lado, Novoa señaló que a fines de octubre de 2015 Diyab le
comunicó a la Cruz Roja que «desistía de su propósito de reunificación
familiar».

En tanto, en 2016 el sirio volvió a iniciar el
proceso para actualizar la documentación, por lo que se le otorgó una
fecha a su esposa para retirar dichos papeles en el consulado de Uruguay
en Estambul, Turquía.

Sin embargo, la mujer de Diyab «no concurrió a la entrevista ni se excusó al respecto».

El titular de la Cancillería volvió a señalar las gestiones que
Uruguay realiza en el presente «ante varios países musulmanes o de
población mayoritariamente musulmana» con el propósito de que el
expresidiario sea aceptado en alguno de ellos.

«Se han
recibido algunas respuestas negativas» y, en otros casos, «el asunto se
encuentra a estudio de las autoridades competentes», comentó Novoa.

Por su parte, el activista y allegado a Diyab, Andrés Contreris,
aseguró que «actualmente Diyab está muy débil» y que quienes lo rodean
aseguran que se encuentra en un estado «crítico y al borde de entrar en
coma otra vez».

El sirio suspendió este lunes la ingesta de
líquidos para profundizar la huelga de hambre que mantiene en reclamo de
ser reunificado con su familia.

Diyab fue acogido en Uruguay
en diciembre de 2014 junto a otros tres sirios, un tunecino y un
palestino como parte del compromiso del entonces presidente uruguayo,
José Mujica, de colaborar con su par estadounidense, Barack Obama, en el
plan de cierre del penal de Guantánamo (Cuba).




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