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El presidente estadounidense, Donald Trump, prometió este jueves que los inminentes aranceles al acero y el aluminio serán muy justos, y adelantó una excepción para México y Canadá condicionada a avances en la renegociación del TLCAN.

«Seremos muy justos y muy flexibles», dijo Trump en la Casa Blanca en referencia a los aranceles que su gobierno debe adoptar y que despertaron el fantasma de una guerra comercial de consecuencias imprevisibles entre Estados Unidos y muchos de sus aliados, con Canadá y la Unión Europea a la cabeza.

El mandatario estadounidense tiene en agenda este jueves una reunión extraordinaria en la Casa Blanca, en la que podrá formalizar la adopción de aranceles de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio.

Trump dijo que México y Canadá, asociados de Washington en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se beneficiarán de excepciones, que serán permanentes solamente si las conversaciones para la renegociación del bloque avanzan hacia un entendimiento.

«Si alcanzamos un acuerdo, lo más probable es que no vamos a gravar a esos dos países con aranceles», explicó Trump.

Mexicanos, canadienses y estadounidenses finalizaron esta semana su séptima ronda de conversaciones para renegociar el tratado comercial sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances sustantivos.

– Una mano a los «amigos» –

En sus declaraciones, Trump apenas mencionó que el plan podría resguardar también a Australia, país con el que Estados Unidos tiene un superávit comercial.

Sin embargo, Trump incluyó a Alemania, la mayor economía de Europa, en un comentario crítico sobre la fluidez de los intercambios comerciales, pero también sobre los gastos en defensa.

En la visión de Trump, en cierta medida el intercambio comercial y los gastos militares van de la mano. «Si uno mira a la OTAN, donde Alemania paga 1% y nosotros pagamos 4,2% con un PIB mucho más grande, eso no es justo», comentó.

Al inicio de la mañana, Trump había afirmado en la red Twitter que los aranceles a ser adoptados incluirían flexibilidad para aquellos países que demostraron ser verdaderos amigos de Washington.

«Debemos proteger y construir nuestra industria del acero y el aluminio mostrando al mismo tiempo gran flexibilidad y cooperación hacia aquellos que son verdaderos amigos, que nos tratan de manera equitativa tanto a nivel de comercio como de defensa», expresó.

– «Respuesta apropiada» –

Más allá de Australia y otros países aún no identificados, la mayoría de los actores en la comunidad internacional ya mostró su profundo desacuerdo con la iniciativa de la Casa Blanca.

En Pekín, el gobierno chino ya dejó claro que seguramente adoptará una respuesta apropiada y necesaria a los aranceles estadounidenses, y al mismo tiempo presentó una enérgica protesta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El representante chino ante la OMC aludió al riesgo de un problema sistémico para la propia organización, y luego se sumaron a esas críticas la Unión Europea (UE), Japón y Canadá.

En tanto, en Bruselas, el vicepresidente de la Comisión Europea, Jykri Katainen, alertó en rueda de prensa que Washington no podrá adoptar excepciones a un país puntual del bloque europeo.

«Si intentan hacer una exención para uno de nuestros Estados miembros, significa la UE en su conjunto», apuntó.

Katainen reiteró además que la Comisión Europea ha llevado a cabo intensos contactos con las autoridades estadounidenses para tratar de convencerlas de que no provoquen ningún daño importante a la economía estadounidense y a la economía mundial.

– Europa enciende alerta –

En esa misma conferencia de prensa en Bruselas la directora ejecutiva del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, advirtió a Trump sobre los riesgos de una guerra comercial y le aconsejó evaluar cuidadosamente las consecuencias de su decisión de gravar las importaciones de acero y aluminio.

Un encuentro está previsto el sábado en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, en el marco de un diálogo a tres bandas con responsables de la UE, Japón y Estados Unidos y al que acudirá el representante de comercio estadounidense Robert Lighthizer, según una fuente del ejecutivo comunitario.

En Alemania, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, expresó su temor por la salud de las relaciones comerciales ante las amenazas estadounidenses.

«Hay alguna preocupación por el estado de las relaciones internacionales, porque si usted adopta tasas contra (…) sus aliados, se puede uno preguntar cuáles son los enemigos», dijo.

La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, había expresado en la víspera la esperanza de que se pueda evitar una escalada de tensiones comerciales que «perjudicaría las relaciones transatlánticas», pero desplegó el abanico de opciones para responder a Washington.

La estrategia de la Comisión Europea pasa por tres tipos de respuestas: imponer fuertes aranceles a las exportaciones de productos emblemáticos de Estados Unidos, adoptar medidas de salvaguardia y una demanda ante la OMC.




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