EFE
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis
Almagro, ha sido el encargado de evaluar las garantías de los comicios
parlamentarios de este domingo en Venezuela a falta de una misión de observación
electoral del organismo, opción vetada por Caracas desde 2006.
Almagro, un político de izquierda que llegó en mayo a la OEA avalado por el ex
presidente uruguayo José Mujica, ha roto el largo silencio de la organización
sobre Venezuela para denunciar la
«inhabilitación» de miembros de la oposición y
«dificultades» que, a su juicio, han impedido su participación en
condiciones de igualdad.
En sus primeros meses en el cargo, Almagro mostró extrema cautela al
pronunciarse sobre Venezuela y trató de acercarse a Caracas porque
su máxima prioridad era que se aceptara la observación electoral en las
parlamentarias.
Almagro estuvo
incluso a punto de hacer una visita a Caracas en el marco de estas
conversaciones pero todos sus esfuerzos de aproximación quedaron dinamitados el
27 de julio cuando recibió al líder opositor Henrique Capriles en Washington,
gesto que molestó a Venezuela.
Una vez cerrada la puerta de la misión electoral, Almagro optó por señalar él
mismo, en una carta de 18 páginas publicada el 10 de noviembre, los motivos que
le llevan a pensar que las elecciones de Venezuela no tienen garantías para ser
plenamente democráticas.
La misiva, dirigida al Consejo Nacional Electoral de Venezuela, le valió a Almagro que el
presidente Nicolás Maduro le llamara «basura» y que el embajador del
país ante la OEA, Bernardo Álvarez, sentenciara que está
«inhabilitado» para efectuar cualquier gestión sobre su país por
haberse «sumado» a una campaña contra el chavismo.
Venezuela no ha aceptado ninguna observación
electoral, ni de la OEA ni de la Unión Europea (UE), pero sí una misión de
«acompañamiento» de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y
algunos invitados internacionales como el ex presidente del Gobierno español
José Luis Rodríguez Zapatero y miembros del grupo del Partido Popular Europeo
(PPE).
Las misiones electorales de la OEA, el programa con más prestigio internacional
del organismo, llegan a desplegar hasta un centenar de técnicos que trabajan en
el país desde meses antes de las elecciones para asegurar que durante todo el
proceso hay igualdad de oportunidades para todas las partes.