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En un giro inesperado, Ryan anunció el jueves que no está listo para respaldar a Trump, que se convirtió en el candidato virtual de los republicanos tras una contundente victoria en las primarias de Indiana y el retiro de los dos rivales que seguían en la carrera. Ryan dijo a la televisora CNN que su partido debería tener un líder que «atraiga a la amplia mayoría de los americanos«.
Justo antes de las sorprendentes declaraciones de Ryan, Trump intentó un llamado de ese tipo aunque con su habitual estilo. El multimillonario empresario publicó un tuit desde su oficina en la Torre Trump que incluía una fotografía en la que aparecía comiendo un taco bowl. En el mensaje declaraba su afecto por una de las minorías con mayor poder político y de más rápido crecimiento en el país.
«¡Amo a los hispanos!», escribió el magnate inmobiliario, que hizo hincapié en que mandaba el mensaje el Cinco de Mayo, un feriado que conmemora la victoria del ejército mexicano sobre el francés en 1862.
La oda de Trump al taco bowl quizás tenía buenas intenciones. Pero reflejó una sordera política que preocupa a algunos líderes republicanos, que no solo valoran las posibilidades reales de Trump en las elecciones generales sino también el grado de implicación que quieren para su candidatura.