Nutrición Sin Más
Probablemente,
una de las razones por las que más cuesta mantener una dieta saludable es el
ansia de consumir alimentos dulces. Esta
necesidad es impulsada por el cerebro que busca “recompensas”, no por las
necesidades alimentarias del organismo.
La
cuestión es que, si se puede consumir una pequeña dosis y detenerse ahí, ceder
a la tentación está bien. Pero si se tiende a comer de más en el momento en el
cual se entra en contacto con alimentos dulces, decirles “sí” es la peor
elección. Pero aquí se presentan varios consejos para evitar la necesidad de
azúcar.
1.
Si hay hambre, es momento de una comida
Un
antojo no es hambre. No tiene nada que ver con el cuerpo buscando energía, sino
con el cerebro pidiendo algo que desemboque en la secreción de dopamina.
Sin
embargo, si se tiene un antojo y al mismo tiempo hay hambre, la cosa se pone
peor. Es un empuje poderoso que muy pocas voluntades pueden resistir
fácilmente.
Entonces,
si sucede esto, lo mejor es ponerse a cocinar una comida saludable. Comer algo
“real” quizás no sea lo más apetitoso, pero es el mejor camino.
2.
Tomar una ducha caliente
Aunque
suene extraño, un baño de agua caliente puede detener un antojo. Lo importante
es que el agua esté realmente caliente, en el límite de la incomodidad.
Es
recomendable que la ducha dure de 5 a 10 minutos. Una vez finalizada, la
sensación de calor y adormecimiento, similar a la que se tiene a la salida de
un sauna, ahogará el antojo.
3.
Salir a caminar para distanciarse de la idea
Salir
a una caminata rápida al aire libre es una buena idea. Y si el trayecto se hace
corriendo, será incluso mejor.
Esto
tiene un propósito doble. Primero, distanciarse de los alimentos dañinos que
uno está ansiando en ese momento. Segundo, el ejercicio liberará endorfinas,
químicos que ponen al cerebro en estado de bienestar y pueden ayudar a disolver
el antojo.
Si
se está imposibilitado de salir, se pueden hacer series de sentadillas,
abdominales o cualquier ejercicio dinámico.