“Yo no tengo para comprar una arepa, me tengo que conformar con este pastelito”, aseguró una señora en la avenida Bolívar de Valencia mientras buscaba en su cartera un billete de 100, para cancelar el alimento. Manifestó que desayunar en la calle es inaccesible pero almorzar fuera de casa es peor, pues ningún almuerzo baja de mil bolívares.
Lo que supondría que con el sueldo mínimo tan solo alcanzaría para almorzar 16 veces al mes. Dilcia de Jiménez tiene un restaurant familiar y asegura que ha disminuido la clientela al menos en un 50%, pero que es imposible bajar los precios porque el costo de los productos para los desayunos ha aumentado demasiado el último trimestre del año. Las ganancias en los locales de comida no es lo único que ha caído, sino también la calidad del servicio.