El rey encabezaba la fastuosa marcha, detrás de él un grupo de soldados iban uniformados en solemnidad acordes al redoble de tambores y sonatas de trompetas, pero el monarca iba desnudo, él se había dejado convencer del Sastre Real quien cansado de hacerle tantas vestimentas para esas ocasiones, y ya con las ideas agotadas al respecto pues se le exigía que siempre fueran diferentes tanto en telas, hilos y demás materiales como también en diseño, le inventó un traje especial, uno ficticio, se lo vendió como el mas espectacular que rey alguno hubiera lucido jamás, uno hecho de hilajes únicos de recónditos lugares del universo, con sedas mágicas que podrían ser vistas nada mas que por gente que lo amara sin cortapisas, que solo quienes lo odiaran no se las verían, y así además de estar regiamente vestido se vería cuanto amor le tiene el pueblo y se descubriría a los enemigos, pero como todos lo querían -le dijo el sastre- eso no sería problema. El rey entusiasmado y convencido de la inventiva invirtió una una gran fortuna para la compra aquel exótico material.
Llegó el día del evento y el sastre se encerró en la alcoba real con el monarca simulando que lo vestía mientras le iba explicando cada cosa que le iba colocando, la ropa interior, el pantalón, la camisa, la chaqueta, y finalmente la gran capa energizada en el universo y con propiedades mágicas. Y mientras el hombre iba haciendo aquel simulacro de la falsa vestimenta a la vez le iba explicando al monarca las maravillas de cada pieza, pero todo era mentira, no le estaba poniendo nada, solo que su poder de convencimiento era muy fuerte, este sastre había estudiado y obtenido título en psiquiatría, tenía conocimientos técnicos de como manipular las mentes.
Terminado aquello el rey salió a su desfile, no llevaba nada encima, pero el sastre lo había convencido de que sí iba vestido, regiamente vestido, que lo que cubría su cuerpo eran únicas telas mágicas conseguidas en los confines del planeta y mas allá aún.
Había gente en la calle presenciando la marcha que encabezaba el rey. El público atónito miraba aquel espectáculo del monarca desfilando sin ropa. Todo el mundo asombrado y conteniendo risas de burla pero nadie se atrevía a decir algo al respecto ya que previamente la guardia real y los consejos comunales habían advertido que quien dijera algo, además de que le quitarían los bolsitos de comida que semanalmente les entregaban para apaciguar el hambre, lo meterían en la cárcel con torturas de por vida y además se le confiscarían sus casas. Por eso la gente atemorizada con desgano le aplaudía, pero una niña que estaba allí viendo el desfile acompañando a sus padres, gritó ¡EL REY ESTÁ DESNUDO.! entonces se desató una algarabía, todos repitiendo a carcajadas lo que ella decía. Los que no habían salido al desfile corrían a hacerlo, se sumaban a raudales repitiendo ¡EL REY ESTÁ DESNUDO! Todo el pueblo había perdido el miedo desafiando la furia de la realeza y aclamando a la niña que se había atrevido a gritar la verdad que todos estaban haciendo suya.
A todas estas, enloquecido el sastre psiquiatra ideó otra mentira, dijo -y en tal sentido pronunció un encendido discurso en la cámara parlamentaria del reino, con ademanes de excelso tribuno dijo que quienes propalaban la versión de la desnudez del rey estaban cometiendo delito de fraude contra la credibilidad del palacio, y en apoyo a esa versión lanzó todo el poder real, incluso a la propia reina, una mujer de armas tomar que antes había sido policía. También apareció dando una amenazante arenga pública el general jefe de la guardia real. Incluso el fiscal del reino de inmediato abrió una investigación por el delito de Burla de la Majestad Real calificándolo de delito de Lesa Realeza. Es que todo el aparataje oficial estaba desquiciado con aquella inesperada reacción popular y por eso andaban furiosos queriendo cortar cabezas. Todos estaban bajo sospecha, asustados.
Corrieron rumores de que la jueza presidente de la Gran Corte Real se negó a lo que le pedían de emitir una sentencia vinculante que de una vez por todas sellara la discusión, una que dijera que el rey no estaba desnudo, que por el contrario estaba bien vestido, que llevaba unos atavíos acordes con la majestad de su cargo, y que quien dijera lo contrario estaría incurso en delito de traición y contra la seguridad del reino que ameritaba prisión perpetua. Era vox populi que la jueza requerida no quiso complacer la petición a pesar de ser una muy fiel partícipe de otras muchas mentiras que anteriormente el palacio había estado difundiendo a las que siempre convalidaba emitiendo edictos de obligatoria credibilidad y cumplimiento, hasta se decía que dejaría el cargo.
Así que había toda una rebelión por la verdad, nadie creía en la versión del Palacio Real. Desde los otros reinos salían pronunciamientos llamando a la cordura, incluso en ese sentido se pronunció la Organización de Reinos Unidos mediante un fuerte comunicado.
Con el desarrollo de los acontecimientos el pueblo ya sin miedo no paraba de burlarse del monarca y comenzó a organizarse para quitarle la corona y entregarla a la niña que lanzó aquel rotundo grito de la verdad sobre la desnudez del rey, grito que ya retumba dentro y fuera del territorio, y todo indica que ese reino de la mentira está llegando a su final. por lo que el rey ahora además de desnudo está asustado…MUY ASUSTADO.!
Carlos Ramírez López @CarlosRamirezL3 @DrLeyCRL
¿Quieres recibir nuestros titulares diarios, matutinos y vespertinos?
Únete a nuestro canal de Telegram
https://t.me/titularesec
O a nuestro grupo de whatsapp
https://chat.whatsapp.com/E55qyLa9mGw2hNNrN32r1b
Con gusto te los enviaremos
