Pensión Carabobo Valencia

Los adultos mayores cobraron la pensión correspondiente al mes de octubre, pero no saben qué hacer con los míseros Bs. 400.000 depositados en sus cuentas.

Cuando la señora Luz García fue a retirar su dinero, se fue la luz en el centro comercial donde se encontraba su banco. No quería perder el viaje y esperó tres horas a que se restableciera el servicio, pero se devolvió a su casa con las manos vacías.

Al día siguiente García regresó a la entidad bancaria y sólo le otorgaron la mitad de su pensión, dinero que no le alcanza ni para cubrir el pasaje del mes. “Siempre es un problema para cobrar. Nunca nos pagan completo en efectivo y los que no tienen tarjeta de débito deben venir a cada rato”.

Miguel Disalba tiene 65 años y desde que se agudizó la escasez de efectivo en la región prefiere no perder el tiempo haciendo una cola. En su mente lo tiene bien claro: no puede contar con la pensión para movilizarse y mucho menos para sobrevivir. “Es una miseria lo que le pagan a uno. En dos o tres camionetas se la va a uno la pensión”.

Pensión
Cola para cobrar pensión en las afuera del banco El Tesoro, San Diego. Foto: Francis Tineo

Dilema

Para los adultos mayores es indignante que después de tantos años de trabajo, su pensión no les alcance ni para adquirir dos productos de la canasta básica alimentaria que en agosto se ubicó en Bs. 91.800.000, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

Trina León dedicó 25 años de su vida atendiendo abuelos en un geriátrico. Ahora que tiene la edad de sus antiguos pacientes, le parece injusto que su pago mensual sea tan reducido y no sabe cómo resolver el dilema: comprar una harina pan o medio cartón de huevo. “Aquí no nos va a matar el Covid, nos va a matar el hambre”.

De lo único que León se siente afortunada es de su hija en el extranjero, quien la ayuda con los gastos mínimos del hogar. En el fondo mantiene la fe en que vendrán tiempos mejores, pero en ocasiones la incertidumbre se apodera de su mente. “Nos tiene súper asfixiados. No sé cómo estará haciendo la gente ni a dónde iremos a parar. Yo sólo le pido a Dios que se haga justicia”.

 




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