Como suele acostumbrar el gobierno siempre que surge un problema en Venezuela, en lugar de atacar a las causas que lo generan se enfocan en las consecuencias. Tristemente en nuestro país ya hemos vivido expropiaciones en varias ocasiones, y sabemos que las promesas de la dictadura siempre quedan inconclusas, como ejemplo podemos poner a Sidor, Lácteos Los Andes o Agroisleña, por nombrar algunos. Todas empresas exitosas y productivas, que se quedaron sin materia prima para seguir produciendo, todas acusadas por la dictadura de ser acaparadores e incentivar al desabastecimiento, lo que promovió su expropiación y todas más improductivas que nunca en manos de los rojos rojitos.

Siguiendo este guión cubano, donde hay que culpar a otros de la ineficiencia de su gobierno, han dirigido su foco a las panaderías. Donde si bien es cierto que desde hace unos meses se ha convertido en odisea conseguir pan, también debemos que recordar que el único autorizado para importar harina de trigo en Venezuela es el gobierno, y que desde hace meses la Federación de Trabajadores de la Harina viene denunciando que los inventarios de harina de trigo para panadería y la preparación de pasta son insuficientes para cubrir la demanda del país. Quienes siguen produciendo a pesar de que el control de precios les obliga a vender este rubro a pérdida.

La primera respuesta del gobierno ante el desabastecimiento fue decretar que las panaderías debían tener pan las 24 horas, y destinar el 90% de la harina que les llega para su fabricación. Como si en un país donde el aparato productivo ha sido atacado y destruido sistemáticamente bastara con un decreto para que aparezca lo que ya, por culpa de su modelo económico fracasado no se puede producir.

Rescatar la economía de nuestro país es posible, pero para ello se debe empezar a ver a la empresa privada como un aliado y no como el malo de la película, olvidarse del control de precios absurdo, pues ningún empresario en el mundo está dispuesto a producir a pérdida y lo más importante de todo esto, generar confianza para poder generar inversión en el país.

Y es que a pesar de que atravesamos momentos muy duros, no podemos permitir que la desesperanza invada a nuestros corazones, no podemos desmayar porque a pesar de las adversidades cada día vamos conquistando un paso más en dirección al país que todos soñamos, ya estamos cerca de construir la mejor Venezuela.




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