Las organizaciones delictivas encontraron tierra fértil en la crisis económica y en la pobreza generalizada en el país para fortalecer su estructura. El informe correspondiente a 2017 del Observatorio Venezolano de Violencia señala que las técnicas de reclutamiento empleadas generalmente por estos grupos criminales para la conquista de “miles de jóvenes”, que anteriormente estaban basadas en el poder y el lujo, entraron en desuso en 2017 frente al hambre y la necesidad, de acuerdo con los datos recabados por sus equipos en siete estados que concentran 49% de la población nacional.
“Las bandas delictivas brindan apoyo material a quienes identifican como pobres o vulnerables, regalándoles comida, prestándoles dinero, lo que les permite la captación de muchachos para quienes estos jóvenes armados son “buenas” personas a quienes les “gusta ayudar” y hasta aconsejar en casos de necesidades y problemas”, indica el estudio que afirma que las tres cuartas partes de las víctimas que mueren por la violencia tienen menos de 30 años de edad y por ese motivo también las tres cuartas partes de los que asesinan tienen también 29 años de edad o menos.
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