El tono de voz de José Peraza al finalizar el primer duelo Caracas – Magallanes de la temporada se notó distinto. Más allá de la victoria del conjunto turco ante sus acérrimos rivales nueve carreras por tres hubo un hecho que marcó su vida: fue el primer juego como profesional dónde su padre lo observó.
«Mi papá solo me había visto jugar por televisión en Grandes Ligas. Hoy vino desde Barinas para verme por primera vez desde que tenía alrededor de 12 años» confesó un emotivo Peraza, quien fue considerado uno de los principales prospectos del béisbol mientras perteneció a la organización de los Bravos de Atlanta e hizo su debut en las Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles en el 2015 luego de un cambio, pero alcanzó su estabilidad este año con los Rojos de Cincinnati, su segundo con el equipo.
El infielder disputó un total de 143 compromisos la zafra pasada en la gran carpa donde conectó 126 hits y dejó un promedio al bate de. 259. En la mayoría de los encuentros defendió la intermedia pero para el próxima campaña es una de las opciones para ocupar el shortstop de la novena si se confirma la partida de Zack Cozart por la vía de la agencia libre.
El inicio de su experiencia con el Magallanes en la pelota rentada ha sido de ensueño. Hasta antes del juego de este viernes con Caribes acumula siete imparables en 13 turnos para un astronómico. 538 de promedio al bate, además de cinco carreras anotadas y cuatro impulsadas en sólo tres cotejos.
«Mi sueño siempre fue jugar con este equipo, desde pequeño siempre fui magallanero.» dijo el ligamayorista luego de su estreno en el máximo clásico del país, donde tuvo razones para estar contento desde el terreno hasta la tribuna con un seguidor muy especial.
