Carencia de gas impulsa la tala indiscriminada en los núcleos urbanos
Residentes del parque Henri Pittier cortan árboles del bosque para poder cocinar / Foto: Reuters

La aguda crisis económica, política, social y ambiental, en una lucha por sobrevivir, lleva a los venezolanos a perder sus zonas verdes. Ante la necesidad, algunos talaron para sembrar alimentos, luego para buscar oro y ahora para una actividad aún más básica: cocinar.

Reseña la web de Tal Cual que, en Maracay, comprar u obtener leña por cuenta propia es fácil. La ciudad jardín de Venezuela, se levanta a los pies del megadiverso Parque Nacional Henri Pittier, lleno de árboles como la ciudad, cuyas avenidas, urbanizaciones y parques están pobladas de copas frondosas. Su céntrica plaza Bolívar es un jardín.

Sin embargo, durante los últimos tres años, la extensa vegetación urbana ha cumplido una nueva función: suplir las necesidades de combustible ante la agudizada escasez de gas doméstico y las fallas eléctricas.

Cada paquete de leña se cotiza entre uno y tres dólares, en ventas que se hacen de manera abierta, pese a violar varias normas nacionales y municipales. Uno de los puestos está a pocos metros de la entrada del Parque Metropolitano, otro se ubica en la avenida 19 de Abril, cerca de la Casa de la Cultura y un bazar municipal. Todo a plena luz del día en la vía pública.

Deforestación urbana

¿Cómo se obtiene la leña? “He visto dos prácticas recurrentes”, afirma Enrique García, ambientalista al frente de la iniciativa ciudadana Sembramos Todos, quien ha documentado la deforestación urbana en Maracay.

La primera es aprovechar las talas realizadas por la Alcaldía para llevarse ramas y desechos, y hacer con ello paquetes de leña. La segunda, más perversa con el ambiente: colocar basura en la base del árbol, quemarla y a los pocos días derribarlo fácilmente sin usar hachas ni similares. “Se secan las raíces y basta un empujón”, detalla el especialista.

Carencia de gas impulsa la tala indiscriminada en los núcleos urbanos
Árboles talados en una zona residencial de Caracas / Foto: EFE

Una práctica menos común, pero igualmente nociva, la constituye el “anillado”. García lo describe como un collar metálico que colocan alrededor del tronco para cortar el fluido de la savia, matando al árbol en pocos días.

El valor de la leña es considerablemente alto para el salario mínimo oficial que equivale a menos de un dólar mensual, así como para el estimado de 20 a 50 dólares mensuales de ingreso informal por familia.

Sin embargo, para muchos, es una opción preferible a la de esperar meses por un cilindro de gas o aceptar el precio de hasta 30 dólares que estipulan algunos servicios privados de facto, mientras el oficial, altamente subsidiado, es menor a un dólar.

Datos ocultos

A diferencia de la tala y venta ilegal, el impacto de este negocio de supervivencia sí está encubierto. Por años, el Gobierno venezolano ha ocultado las cifras oficiales sobre deforestación, calidad del aire, generación y gestión de basura, o afecciones respiratorias. También se omiten o esconden datos sobre salud, economía o violencia.

Esta carencia estadística ha sido suplida por diversos centros de investigación, organizaciones no gubernamentales (ONG) y universidades, que han elaborado sus propias bases de datos con las limitaciones propias de la falta de recursos económicos y de reconocimiento estatal. Estas mediciones se han convertido en estándares para la sociedad civil y los medios de comunicación.

Así, para analizar la extensión del uso de leña y sus potenciales impactos sobre las áreas naturales de Venezuela, siete investigadores acopiaron 79 reportes de 21 de las 24 entidades del país, incluyendo datos de nueve capitales de Estado. El resultado fue un estudio cualitativo publicado en septiembre de 2020.

Sin gas para cocinar

Los científicos pudieron inferir que la leña constituye el principal sustituto al gas doméstico y las cocinas eléctricas. En 91% de los municipios analizados, se la incorporó como combustible. La espera por un cilindro de gas doméstico puede ser de días, semanas o más. Incluso, se han reportado escasez por encima de los seis meses.

En siete municipios, de acuerdo con los testimonios, la leña es la principal opción ante esta carencia. Un ejemplo es Bolívar de Trujillo, donde 80% de la población cocina con este recurso.

Entre abril y mayo de 2020, 93,2% de los hogares recibía servicio de gas doméstico, de acuerdo con un estudio realizado en 10 ciudades por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP). Cuando este falla, la leña es el segundo recurso más utilizado para cocinar (33,2%), después de los aparatos eléctricos. En Barinas (52,2%), Ciudad Bolívar (48,3%) y Porlamar (44,9%), la leña es el sustituto principal.

En un sondeo realizado más tarde ese mismo año, en octubre y noviembre, el servicio de gas había empeorado para 80% de los consultados. Si bien no se brindaron datos sobre consumo de leña, sí se detalló que el número de hogares con servicio de gas había caído a 87,6 % tras agregarse dos ciudades más.

Lee la nota completa en Tal Cual.




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