La demanda mundial del oro negro está prevista a crecer unos 2 millones de b/d en el 2023, trepando ya por encima de los 100 millones de b/d, principalmente por la recuperación de la economía China, luego del levantamiento de las restricciones post Covid.

Mientras tanto, el crecimiento de la oferta debe ralentizarse, con un aumento estimado en 1 mm de b/d, en gran medida debido a la insensata situación bélica soviética. Algún precio ha de pagar Mr. Putin por sus locuras y ya Rusia siente el impacto de las sanciones internacionales. A la fecha han perdido unos 200.000 b/d de ventas y se espera que el escarmiento alcance hasta cuatro veces esa cantidad.

Por lo anterior, mayor crecimiento de la demanda que el crecimiento de la oferta, parece muy probable que el precio del petróleo se mantenga alto durante el año. Ello, asumiendo que no habrá en el corto plazo un fin negociado a la cruenta invasión a Ucrania u otras acciones correctivas de parte de la OPEP y otros actores.

Trayendo a casa este escenario, pareciera que nuestro petróleo mantendrá un precio atractivo a lo largo del año. Ahora sólo tenemos que incrementar significativamente nuestra producción para aprovechar esta nueva oportunidad de mejorar los ingresos públicos. Para ello, ciertamente debemos soñar con la drástica reducción o quizás la eliminación total de las sanciones a nuestra principal industria.

Quede claro a mis dilectos lectores dos aspectos; uno, que me refiero taxativamente a las sanciones en contra de las instituciones afectadas; y dos, que no hago juicio de valor sobre el destino de dichos fondos. Solamente hago votos por aprovechar al máximo todas las oportunidades que se nos presenten como nación y que son por demás muy necesarias.

La semana pasada preguntaba cómo podría el Estado pagar a sus empleados un ajuste salarial de cualquier magnitud. Estimamos que la partida de sueldos represente entre el 4% y el 5% de los ingresos totales para 2023. Entendemos que el clamor popular es más que justificado, ya que el sueldo promedio del sector público ronda los $20 mensuales, con un mínimo de $14. Pero debemos curiosear de dónde saldrá el dinero para dicho ajuste, si los escasos recursos están totalmente comprometidos. Ergo, el párrafo anterior.

La otra pregunta es cómo atender a la solicitud de que el pago se haga en divisas. Nadie quiere bolívares, pero para el Estado no será fácil depositar dichas nóminas en divisas. Liquidar nuestra moneda es anatema y la apertura de millones de cuentas nuevas es inviable, lo que nos deja con un acertijo entre manos. Podrían quizás depositar las divisas en las mismas cuentas actuales en bolívares, obligando a la banca a registrar ambos saldos simultáneamente, pero ello parece altamente improbable, técnica y prácticamente.

Anclar el salario al Petro o algo similar que mantenga el pago en moneda local no resuelve el problema de fondo y nos empujaría aún más por el derrotero de la muy temida hiper. Como pueden apreciar, no hay salida fácil, más allá de aceptar abiertamente que se deben modificar las políticas que dan pie a la inflación, rescatar la confianza en el país y en su moneda, y sólo así podremos ver los salarios dignos del trabajo que ofrecen a cambio todos los venezolanos, cada quien desde su puesto, cada uno desde su trinchera. Claro que toma tiempo y resolución, pero como dicen los chamos, no hay de otra.

Todo lo cual nos lleva de regreso al punto de partida. El potencial para un significativo ingreso público lo hay, este año y muchos per venir. Con las reformas estructurales adecuadas rescataremos nuestra industria petrolera y todas aquellas que hicieron grande a este país, en el cual cabemos todos los que estamos y los que se marcharon, derivando de nuestro esfuerzo el justo sustento al que todos aspiramos.

¿Qué cómo se logran esas reformas? No cejando en nuestro diario empeño por propender a ello hasta lograrlo. De cualquier manera posible, aún si el mensaje ha caído en oídos sordos por ahora. El entonces presidente norteamericano John F. Kennedy dijo, “no preguntes lo que la nación puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu nación.”

guillermomendozad@gmdconsultor.com




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