El Centro de Patrimonio, como le dicen cariñosamente al Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial de la UC, fue fundado por el Dr. Iván Hurtado, durante la rectoría de María Luisa Aguilar de Maldonado. La arquitecta encargada de la remodelación fue Sara Atiénzar y la vieja casona que tanto tiene que contar, fue recobrando vida.

La construcción del edificio data de 1634, cuando aquel pequeño pueblo, Nueva Valencia del Rey, distaba mucho de ser una ciudad. Era la sede del Convento de San Buenaventura y, cuando los frailes franciscanos que ahí habitaban comenzaron a dictar clases de catecismo y teología, convierten el monasterio, en el primer centro de estudios de la ciudad.

Desde 1830, año de nacimiento de la República, se pensó que el edificio sería el indicado para ser la sede de una institución educativa para varones. Incluso, el general José Antonio Páez, cuando era presidente de Venezuela, ordenó, por decreto, en 1833, que allí funcionara el “Colegio Nacional de Carabobo”, pero no pudieron llevarse a cabo los deseos de Páez, por el mal estado en que se encontraba el Real Convento de San Buenaventura y el colegio comenzó a trabajar en la sede del Hospital de “La Caridad” de la ciudad, hoy Casa de La Estrella.

En 1850, el hospital volvió a su sede y el colegio tuvo que mudarse a su edificio, que no era suficiente y la Iglesia de San Francisco, convertida en capilla universitaria, prestó sus paredes para dictar allí algunas cátedras.

Años más tarde, en 1873, el Ejecutivo Regional, autorizado por la Asamblea Legislativa, le solicita al gobierno nacional, llevar el Colegio de Primera Categoría a Universidad, pero fue negada. Sin embargo, el presidente Antonio Guzmán Blanco, al año siguiente, suscribió un decreto de veintisiete artículos, entre los cuales ordena que el colegio se llame “Colegio de Carabobo”, con cuatro facultades, Ciencias Filosóficas, Ciencias Exactas, Ciencias Políticas y Ciencias Médicas. Como dirían Fabián de Jesús Díaz y María Clemencia Camarán, tenía presunciones universitarias, por el hecho de dictar clases científicas, pero graduaba bachilleres.

En resumen, para 1892, la vieja casona que, por mucho tiempo, cobijó a tantos sacerdotes franciscanos, era la sede del Colegio Federal de Primera Categoría y Valencia necesitaba una Universidad, pues todos los que egresaban de ese colegio como bachilleres, tenían, de todas formas, que viajar a Caracas para realizar sus estudios universitarios. Además, muchos de ellos carecían de los recursos para vivir en la capital.

Por otra parte, los habitantes de Valencia tenían noticias de que los insurrectos de la Revolución Legalista, liderados por el general Joaquín Crespo, pasarían por la ciudad, provenientes de Los Llanos y les aterrorizaba el sangriento encuentro que podría llevarse a cabo entre las tropas de Crespo y el ejército del gobierno del presidente Raimundo Andueza Palacio.

Valencia era una ciudad pequeña y la sede del Colegio Federal de Primera Categoría, era suficientemente grande como para servir de cuartel, como en realidad sucedió. Primero lo fue de las tropas del gobierno y posteriormente de los rebeldes; pero, como era de suponerse, los huéspedes maltrataron en demasía al que más sufrió de todo esto, el edificio del Colegio Federal de Primera Categoría. Su director, el joven estudiante y profesor Alejo Zuloaga, hizo un valiente reclamo al líder rebelde, que se encontraba en el Capitolio y por respuesta obtuvo la promesa del General Crespo de reparar los daños.

Una vez logrado su cometido, tumbar a Andueza Palacio, el general Joaquín Crespo cumplió su promesa, pero con un regalo mayor: el 15 de noviembre de 1892, firmó el decreto. El Colegio Federal de Primera Categoría se transformaba en Universidad de Valencia, Alejo Zuloaga sería su rector y su sede fue reparada en un tiempo record, dos meses.

Así, el 22 de enero de 1893, los valencianos, desde la Plaza Guzmán Blanco, hoy Plaza Sucre, celebraron el día memorable en que La Universidad de Valencia abrió sus puertas. Tenía, además de un emocionado rector, noventa alumnos inscritos y cuatro carreras que ofrecer a la comunidad estudiantil, Ciencias Políticas, Ciencias Médicas, Ciencias Filosóficas y Ciencias Teológicas.

Y el 6 de enero de 1897, es inaugurado el Paraninfo Universitario, diseño del ingeniero valenciano Mariano Revenga. El piso fue alfombrado en su totalidad; las elegantes cortinas y cenefas de terciopelo de color vino tinto, fueron importadas de Inglaterra y, lámparas de cristal de Baccarat, se trajeron de Francia; las sillas, al estilo Luis XV se importaron de Nueva York y las tarimas, mesas y barandas labradas, fueron elaboradas por carpinteros artesanos venezolanos.

Después de la clausura de la Universidad de Valencia, en 1904, el edificio, con una nueva cara diseñada por Lino Revenga, que es la que hoy conocemos, fue sede del Colegio Nacional de Varones, del Colegio “Páez” y luego del Liceo “Pedro Gual”. Posteriormente del Instituto de Ciencias políticas “Miguel José Sanz”, de la Biblioteca Pública, de la Escuela Normal “Simón Rodríguez” y finalmente, de la Escuela de Ciencias Políticas “Miguel José Sanz”.

El 21 de marzo de 1958, la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal decreta la apertura de la Universidad de Carabobo, según la resolución Nº 110 y se inaugura el 11 de octubre de ese mismo año.

Y así, el viejo edificio emblemático fue sede de la Facultad de Derecho, hoy Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. El edificio es declarado Monumento Histórico Nacional en la Gaceta N° 26.320 de fecha 02 de agosto de 1960.

En 2004, cuando la Facultad de Derecho se muda al Campus Bárbula, el Dr. Iván Hurtado, cronista de la Universidad de Carabobo, comienza el proyecto de creación del Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial, cuya misión es la de conservar, interpretar, proteger y divulgar los bienes culturales, históricos y patrimoniales tangibles o intangibles de la universidad, del país y del mundo.

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