Reinaldo Del Prette, Arzobispo de Valencia (Foto archivo)

Mediante un comunicado dirigido a todos los sacerdotes, religiosos y laicos de la Arquidiócesis de Valencia, el arzobispo Reinaldo Del Prette, alerta sobre la existencia de un grupo de personas que suplantan funciones de los miembros del clero de la iglesia católica.

El prelado señala que estas personas se presentan como obispos y sacerdotes, usan las vestimentas, actos litúrgicos, sacramentos, lenguaje y signos propios de la Iglesia católica, sin aclarar que no pertenecen a ella.

A continuación el contenido del comunicado del arzobispo.

Queridos hijos.

Somos el Pueblo de Dios que peregrina en Valencia. Hemos recibido la fe de nuestros padres y somos la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, nacida del costado de Cristo en la cruz, que recibió la misión de anunciar el Evangelio y de santificar a los hombres con los santos sacramentos. A lo largo de la historia se han separado algunas ramas de nuestra Iglesia.

En el siglo XVI, con la llamada reforma, nacieron grupos evangélicos que, aunque tienen en común con nosotros la fe en Cristo y en el misterio de la Santísima Trinidad, las Sagradas Escrituras, sobre todo el Nuevo Testamento y el Santo Bautismo; son llamados por nosotros “hermanos separados”, pues no formamos “un solo rebaño, bajo un solo Pastor” (Jn 10,16).

Desde el Concilio Vaticano II nuestra Iglesia promueve profundas reflexiones teológicas, diálogos y actividades conjuntas de oración y caridad, buscando la restauración de la Unidad del Cuerpo de Cristo, en eso consiste el esfuerzo del movimiento ecuménico.

En nuestro país se reconoce la libertad de culto, por eso siempre hemos convivido respetuosamente con otras opciones de fe, distintas a las nuestras. También hay grupos religiosos de corte bíblico, que no comparten la fe en la Trinidad de Dios, estos grupos religiosos, son muy distintos a nosotros y, aun así, con ellos hemos podido sostener una convivencia social respetuosa y libre de conflictos.

Pero últimamente aparecen de manera creciente grupos religiosos que usan nuestra misma simbología y nuestras formas litúrgicas y costumbres, algunos muy novedosos, otros un poco más antiguos.

Estos grupos son dirigidos por personas que se presentan como obispos y sacerdotes, usan las vestimentas, actos litúrgicos, sacramentos, lenguaje y signos propios de la Iglesia católica y de sus ministros legítimos, ofreciendo así los servicios propios del clero católico a nuestra población, sin aclarar que no pertenecen a la Iglesia Católica, que no están en comunión con el Santo Padre, el Papa, que no han sido ordenados por un obispo católico, y así se presentan ofreciendo sus servicios a la población en general, mayoritariamente católica, que tiene el derecho a saber que, según nuestra fe, ellos no son ni obispos, ni sacerdotes válidos y reales en nuestra Iglesia Católica.

Reconocemos que esas personas tienen todo el derecho de ejercer ministerialmente, según su confesión religiosa, en las comunidades que comparten sus convicciones de fe. Lo que pedimos es evitar la suplantación de funciones y la confusión, aún involuntaria, de los fieles católicos.

Otra fuente de equívocos es que de entrada se presentan como “católicos”, añadiendo luego términos de otras denominaciones, en lugar de presentarse directamente como miembros de una comunidad separada con su propia identidad. Lo cual se presta a confusión.

Por eso pedimos a nuestros sacerdotes y agentes de pastoral, que eduquen con todo los medios a nuestra feligresía sobre la realidad del sacramento del Orden Sacerdotal, sobre la diferencia de la Iglesia Católica y de otras comunidades religiosas o iglesias, y sobre la verdad de que un fiel católico, en ningún caso puede recibir sacramentos, bendiciones o sacramentales, válidamente, si no es de un sacerdote, diácono o ministro realmente ordenado e instituido por la Iglesia Católica a la que pertenecemos y reconocidos como tal.

Queridos hermanos en el Señor, reforcemos nuestra identidad católica, amemos a nuestra Iglesia y honrémosla con la vivencia de las virtudes de Cristo. Que el Espíritu Santo nos defienda y nos renueve, para vivir los valores de la tolerancia y el respeto que debemos a los demás, pero que también merecemos para nosotros, y así seamos fermento de paz y de convivencia social, en estos difíciles tiempos que atravesamos. Encomendándonos a la querida Madre que Jesús nos dio en la cruz, la Santísima Virgen del Socorro, los bendigo de corazón.

Reinaldo Del Prette Lissot
Arzobispo de Valencia




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