Cuando estamos formándonos dentro del útero de nuestra madre, pueden existir factores internos o externos que pueden llevar a que en el proceso de formación de los genitales ocurra una interrupción de la misma y ocasionar malformaciones totalmente compatibles con la vida, pero que en ocasiones sino se diagnostica en la etapa de Recién nacido o hasta 6 meses después de su nacimiento, puede ser diagnosticado al inicio de su adolescencia.
Cuando la madre tenga antecedentes de malformaciones urológicas y anorrectales, se debe estar muy pendiente del examen clínico de la hija.
Cuando hablamos de malformaciones podemos mencionar dentro de la más comunes como la vagina puede presentar un tabique en su parte media esta puede pasar desapercibida si el mismo es muy delgado hasta ausencia de vagina.
El útero puede aparecer dividido, como si tuviera dos úteros, con un tabique que puede dividir al útero de forma parcial o total en su parte media o formado solo un lado de él.
Si hablamos del Himen puede que esté completamente cerrado y el problema viene cuando la niña se desarrolla o tiene su primera menstruación.
En ocasiones no hay síntomas o los síntomas pueden ser leves por eso puede pasar desapercibido, de allí la importancia que llevemos a nuestras adolescentes a su chequeo ginecológico.
Un simple dolor menstrual persistente en cada ciclo, nos puede estar diciendo que puede haber alguna malformación, si ya nuestra joven cumple los 16 años y no ha venido su primera menstruación, o que esté buscando embarazo y no lo logre (claro está descartando cualquier otra causa), pueden ser indicios de estar presente.
Y cobra mayor importancia cuando hablamos que hoy día se conoce que son relativamente comunes y contribuyen a problemas de infertilidad, abortos recurrentes y complicaciones en el embarazo, que pueden ocurrir en un 25% de mujeres con anomalías uterinas.
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