Foto cortesía de: Reuters

El Gobierno de Etiopía extendió el estado de emergencia durante un periodo de cuatro meses después de haber declarado el estado de excepción el pasado octubre con el propósito de frenar la expansión de las protestas en las regiones de Oromia y Amara, informaron hoy medios locales.

El ministro de Defensa etíope, Siraj Fegessa, aseguró que el fin de la ampliación es «reforzar la paz y la estabilidad que se obtiene después de que el Parlamento declarara un estado de excepción», dijo tras ser aprobado por unanimidad ayer en la Cámara, donde solo tiene representación el partido gobernante.

Etiopía proclamó el Estado de emergencia el pasado 9 de octubre durante un periodo de seis meses para frenar la expansión de las protestas en Oromia y Amara, dos de las regiones más importantes del país, tras la muerte de decenas de personas y la destrucción de numerosas propiedades.

Bajo el estado de excepción, las fuerzas de seguridad pueden realizar detenciones sin orden judicial, e incluso los diplomáticos que quieran viajar fuera de la capital tienen que pedir permiso al Gobierno.

Durante los últimos seis meses el Gobierno ha detenido a miles de personas -15.000 solo en el primer mes- sospechosas de participar en las protestas, muchas de las cuales fueron liberadas después de recibir algunos meses de «entrenamiento» en campos militares y prisiones aisladas.

Además numerosas organizaciones internacionales han denunciado que las autoridades de Etiopía bloquearon el acceso a las redes sociales y a sitios web de noticias de forma «sistemática e ilegal» durante las protestas, en las que han muerto unas 800 personas.

Esta última ola de protestas estalló el pasado 2 de octubre, cuando al menos 52 personas perdieron la vida en una estampida provocada por una intervención policial durante un festival tradicional de los oromo en el que se escucharon algunas proclamas antigubernamentales.

Sin embargo los oromo ya se manifestaban desde noviembre de 2015, demandando más autogobierno, presencia en las instituciones políticas etíopes y una mayor redistribución de la riqueza.

El régimen autoritario etíope afronta un movimiento de contestación antigubernamental sin precedentes en los últimos años, al que además de la etnia oromo se han sumado los amara, el segundo grupo mayoritario, que también se consideran marginados por el Gobierno de Desalegn.

El régimen de los amara, apoyado por el gobierno militar anterior y una estirpe de emperadores, fue reemplazado por el liderazgo de los tigray, la etnia minoritaria que sustenta al actual partido gobernante, tras el derrocamiento del dictador comunista Mengistu Haile Mariam en 1991.




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