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De farmacia en farmacia viven ahora los venezolanos que buscan los medicamentos que necesitan para mantener su salud en un estado óptimo. En muchos de estos casos regresan a sus casas con las manos vacías; hipertensivos, anticoagulantes, retrovirales y antibióticos son algunos de los insumos que más escasean y que ponen en riesgo la vida de los ciudadanos.

José Sandoval de 65 años sufre de hipertensión arterial, toma tres pastillas diarias para poder regular su enfermedad y afirma que ha tenido que pedirle ayuda a sus familiares en otros estados para poder encontrar los medicamentos que necesita, en otros casos tiene que recurrir a amigos en el extranjero para poder adquirir los productos que en el país no se encuentran, aunque el costo sea en dólares

Los recorridos comienzan a tempranas horas, preguntando en diversos establecimientos en los que muchas veces no hay el producto o se acaba de agotar. Usualmente al llegar a una farmacia se encuentran con más personas, requiriendo el mismo producto, lo que destaca el nivel de desabastecimiento.

La esposa de sandoval le detectaron problemas cardíacos y de tensión en el 2014, según su médico su presión arterial sube a niveles peligrosos por lo que le recetaron cuatro pastillas diferentes durantes las tres horas principales del día para así poder mantenerse controlada, pero en muchas oportunidades ha dejado de tomarse una por falta de productos.

Los farmacéuticas afirman que los medicamentos pasan hasta dos meses sin llegar y han tenido que confrontar a clientes enojados y otros en situación de desespero por la urgencia que tienen.

El déficit no es algo reciente, alrededor de cinco años es el período que llevan las pequeñas y grandes farmacias con este padecimiento, esto afecta directamente las ganancias de los locales que viven de la venta, no sólo de antibióticos, sino de otros productos médicos.

Balsartan, Carvedilol, Bisoprolol Fumarato, Nifelan, son algunos de los muchos medicamentos que han desaparecido de los anaqueles, sin embargo el Losartan Potásico es uno de los pocos que de vez en cuando llega a los establecimientos.

El afectado revela sentir temor por el y su esposa en muchas ocasiones al sentir los síntomas de la hipertensión «Se me calientan las orejas y a mi esposa le dan fuertes dolores de cabeza, me da miedo que algo le pase»




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