En la Venezuela de hoy, el cinismo y los absurdos mueven a la gente de las nuevas elites, y de las recién nacidas seudo oligarquías quienes, con ironía, morbo y mucha burla, proponen a los desposeídos, carenciados en alimentos, en recursos básicos, y en estímulos, que se sometan con alegría, disposición y disposición, a enfrentar las penurias de sus diarias angustias y frustrantes búsquedas.
Se les proponen unos supuestos gestos “heroicos”. Pero se le proponen, además, que lo hagamos con sentimientos de goce, de gran diversión, como algo “natural” y positivo. Así es para estos nuevos oligarcas (“oligarcoides») el “disfrute” en las colas o aglomeraciones donde se mendiga, con descaro, alguna ración mínima de alguna cosa que podamos señalar como alimento que nos mantenga con vida.
¿Qué pensamos de quienes juegan la miseria, el hambre y la escasez de tanta gente, qué creer de los que recomiendan a sufrientes “disfrutar” en una “cola humana”, de gente con escasez, desnutrida, y hambre real?
Esa gente a quienes se les pide hacerlo con optimismo y pleno “goce”, durante horas, para llevar algo -estimulante- a la “mesa” familiar…
Esta situación involucra un proceso educativo y manipulario que busca en la gente la aceptación y “comprensión” de sus vidas, para que se acepten como seres “felices”.
Podríamos, entonces, hacernos varias preguntas: ¿Cómo explicarnos que personas en una cola asalten físicamente a otras para quitarles un pollo, cuando en escasos minutos, antes, hablaban sobre sus miserias compartidas?
¿Cómo entender que los forzados a hacer colas, que se molestan o querellan con el vecino ocasional, deban sentirse como personas felices, que tomen una situación de crisis como un “disfrute” más de la vida?
¿Por qué hay quienes aceptan, y hasta pareciere que agradecen, estas dádivas humillantes? ¿Por qué hay gente que no se envuelve en tanta pasividad y voltea hacia el infinito que le queda cada vez más distante?
¿Serian estas conductas y sufridas realidades para proponer con la mayor desvergüenza que el ser humano puede ser feliz aun cuando se encuentre desprovisto de su libertad?
¿Podrían darse en algunas sociedades las condiciones para que los seres humanos (o muchos de ellos) logren ser “felices” viviendo en las condiciones básicas de esclavitud o cuasi esclavitud?
¿Es, acaso, que en los regímenes de corte autocráticos vamos perdiendo a diario, colectivamente, aun sin notarlo en muchas personas, la esperanza y el sentido de la libertad y del derecho a mirar hacia lo más elevado del cielo que nos cubre?
¿Aprendemos la desesperanza en una vida reducida a realizar tareas inútiles (absurdas) y agotadoras, absurdas, para garantizarnos la fría supervivencia?
No podemos vivir una vida plena, en régimen de esclavitud y miserias. Lo absurdo es insoportable con una vida desprovista de toda libertad. ¿Cómo hay libertad con tantas personas obligadas a realizar largas colas, día tras día, para combatir la desnutrición o no morir de hambre?
¿Qué plenitud humana puede haber si día tras día cumplimos la misión condenante de “sentirnos bien”, de “disfrutar” la miseria que otros nos imponen, ésos que son parte de una elite, de una nueva oligarquía con extendido poder político y económico?
¡Las evidencias nos hablan a quienes queramos escucharlas!
Hernani Zambrano Giménez, PhD,
hernaniz@yahoo.com