Destacado jurista, historiador, políglota, humanista e idóneo funcionario colonial, reflejo del deber ser en cuanto al fiel y exacto cumplimiento de las funciones públicas, a las cuales está obligado quien realice actividades en beneficio de la comunidad, sea cual fuere su especialidad, cargo u oficio

El escritor trujillano Mario Briceño Iragorry (1897-1958), publicó en 1947, su valiosa obra “El Regente Heredia o la Piedad heroica”, en ella refleja la vida y obra del jurista dominicano José Francisco Heredia. Trabajo literario con el cual recibió ese año el
Premio Nacional de Literatura, mientras que la Academia Nacional de la Lengua le otorgó la Medalla de Oro como el mejor libro del año; escrito reeditado en dos ocasiones. Hijo de Manuel Heredia y Doña María Francisca Mieses.

Nació en Santo Domingo el 1ro. de diciembre de 1776; egresó con el Título de abogado en la Real y Pontificia Universidad de Santo Domingo en 1795, colateralmente estudiaba idiomas. Llegó a Coro en 1801. Se trasladó a Maracaibo, donde contrajo matrimonio con su prima María Mercedes Heredia (1782-1855) el 2 de agosto de ese año. En marzo de 1803, regresó a Cuba donde nació el 31 de diciembre su hijo
José María conocido como “El Poeta de la Libertad”. Heredia, es designado Oidor de la Regencia de Caracas, pero debido a los sucesos del 19 de abril de 1810, a la formación de La Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, y la expulsión de las autoridades españolas, se dirigió a Coro.

Debido a quebrantos de salud viajó a Santo Domingo en enero de 1811. Nuestro biografiado es considerado el primer defensor del generalísimo Francisco de Miranda, a tal fin reclamó indignado el trato injusto, antijurídico y antihumano que se le había dado al «más Universal e los venezolanos», a quien titulaba «El gran promovedor de la independencia del continente colombiano».

A pesar de ser funcionario de la corona española, conceptuaba al capitán de fragata Domingo Monteverde capitán general de Venezuela, como un «Usurpador del empleo que decía ejercer», igualmente Heredia decía que: «las actuaciones de Monteverde eran un funesto preludio y origen de todas las ilegalidades y desgracias, de que ha sido y está siendo víctima la infeliz Venezuela”.

Este digno jurista, se enfrentaba a los jefes realistas con el peso moral que le daba la ley, la rectitud y la verdad. Encontrándose en Santo Domingo recibió instrucciones en junio de 1812 de dirigirse nuevamente a Venezuela bajo el control de Monteverde.

El 7 de agosto se instaló en Valencia la Real Audiencia, teniendo forzadamente que suspender las actividades en octubre de 1813, a causa del avance exitoso desde Cúcuta de Bolívar en la Campaña Admirable.

Las actividades se reanudaron en Puerto Cabello en octubre de 1814;cesan de nuevo las funciones en mayo de 1815 por orden de Pablo Morillo; reanudadas en mayo de 1816 por disposición de Fernando VII. Durante su estada en Venezuela de cinco años y cuatro meses, período comprendido entre 1812 a 1817, Heredia aplicaba sus actuaciones de Regente, apegadas a las normativas vigentes, a sabiendas de las
oposiciones de los gobernantes que cumplían instrucciones de la corona
española; Boves por ejemplo torturaba y fusilaba sin considerar el aspecto legal que podía asesorarle el doctor Heredia.

Contra todo derecho fueron a parar a las cárceles en especial la de Puerto Cabello y La Guaira, cantidades de ciudadanos, cuyo único delito era el ser simpatizante de la causa republicana; entre algunos de los beneficiados con autorización de la Real Audiencia de Cádiz, mencionamos a Francisco Javier Ustáriz, Vicente Salías y Miguel José Sanz. Por disposición de Morillo Heredia fue enviado a México; salió de Puerto Cabello el 7 de diciembre de 1817.

Entre 1818 y 1820 se dedicó a escribir sus famosas «Memorias sobre las revoluciones de Venezuela», importante testimonio de un momento histórico que llena un vacío originado por la destrucción de los archivos de la Real Audiencia de Venezuela a causa de la guerra emancipadora. Memorias publicadas en 1895, por el escritor cubano Enrique Piñero, y luego por nuestro paisano Rufino Blanco Fombona (1874-1944), director de la Editorial América en Madrid.

Heredia, falleció en México el 30 de octubre de 1820; sus amigos cercanos tuvieron que recoger fondos para enterrar a este excepcional servidor público.

Don Andrés Bello (1781-1865), fue de los primeros en resaltar la brillante actuación y comportamiento moral de Heredia, lección permanente de profesionalismo y ética.

Churuguarero777@gmailcom.




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