El general en jefe Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, nacido en Cumaná el 3 de febrero de 1795, en su corta pero fructífera vida de apenas treinta y cinco años, dejó para la posteridad varias denominaciones tales como: el Abel de América, el Prócer más puro de la independencia americana, el precursor de la Ingeniería Militar de Venezuela, el representante de la juventud venezolana; fue el primero en emplear el principio de Autodeterminación de los Pueblos.

También como el Caballero de la Historia y, para este tema, «el Precursor del Derecho Humanitario Internacional».

Al retroceder las páginas de nuestra ejemplar e incomparable historia, estudiamos que nuestro futuro Libertador, durante el desarrollo de la Campaña Admirable, iniciada en Cúcuta el 14 de mayo de 1813, a su paso por Trujillo el 15 de junio de ese año, emitió su Proclama de Guerra a Muerte, a causa de las violaciones del Derecho de Gentes y a las arbitrariedades por parte de Domingo Monteverde, Francisco Zerveris, Eusebio Antoñanzas y Antonio Tízcar, entre otros jefes, que imponían el régimen del terror por parte del ejército realista.

El primero de enero de 1820, sucedió en Cádiz un alzamiento por parte de los comandantes Rafael Riego y Antonio Quiroga, quienes obligaron al rey Fernando VII a acatar la Constitución promulgada por las Cortes Generales en Cadiz el 19 de marzo de 1812,( La Pepa, por ser día de San José), situación política que no le permitió enviar un contingente de más de quince mil soldados, para reforzar a las disminuidas tropas que llegaron a Carúpano el 7 abril de 1815, con el general Pablo Morillo.

Las autoridades españolas le ordenaron a Morillo, lograr un entendimiento de paz con nuestro Libertador, mientras resolvían la situación planteada en Cádiz.

Siete años después, precisamente en Trujillo, se realizaron las conversaciones diplomáticas, para lograr suspender las hostilidades y humanizar la guerra, sometiéndose a los principios de los pueblos civilizados, aplicando el Derecho de Gentes de origen romano, aplicable al mejor trato entre poblaciones.

A partir del 21 de noviembre de 1820, se reunieron en Trujillo por parte del ejército realista: el general Ramón Correa, Juan Rodríguez del Toro y Francisco Linares González;
El Libertador designó como negociadores al general de brigada, de 25 años de edad, Antonio José de Sucre, al coronel Pedro Briceño Méndez y al teniente coronel José Gabriel Pérez.

Los tratados del Armisticio y Regularización de la Guerra, fueron ratificados por Bolívar y Morillo el 27 de noviembre, los cuales sellaron con un abrazo y la colocacion de una roca conmemorativa en Santa Ana de Trujillo.

Sucre puso de manifiesto su talento jurídico, su magnanimidad y grandes dotes diplomáticas para llevar a feliz término estas importantes deliberaciones que permitieron: humanizar la beligerancia, permitir el canje de prisioneros, no llevar los conflictos bélicos a las poblaciones civiles, rendirle honores a los fallecidos, la atención y asistencia médica de los heridos en combate, los cuales deben considerarse como Prisioneros de Guerra. Prohibida la Pena Capital para los desertores.

El Libertador escribió en Lima en febrero de 1825, una biografía denominada: «Resumen sucinto de la vida del general Sucre», refiriéndose a esta actividad dijo: “Este Tratado es digno del alma de Sucre, él será eterno como el más grande monumento de la piedad aplicado a la guerra”.

Con los tratados de Trujillo, Sucre se adelantó 43 años a la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja y 44 años a los Tratados de Ginebra.

En Pichincha “Cima de la Libertad”, el 24 de mayo de 1822, ante el resonante triunfo contra las fuerzas realistas del general Melchor Aymerich, Sucre le ofreció en el Fuerte Panecillo una honrosa capitulación.

Esta memorable acción bélica, selló la independencia del Ecuador.

En Ayacucho, “Cumbre de la Gloria Americana”, derrotó con su talento y estrategia, el 9 de diciembre de 1824, al invicto ejército realista; ofreció en el mismo campo de batalla al general José de Canterac, representando al Virrey José de La Serna, herido en la acción militar, vencido más no humillado, una capitulación, que a juicio de los historiadores, es de las más honrosas que se conozcan en los anales de la humanidad.

Nuestro ilustre cumanés, no hacía el bien por capricho, sino porque los dictados de su conciencia, aferrada al respeto de la persona humana, le hacían imposible actuar de otra manera.

Por ello su Doctrina estipulaba que: “la victoria no concede privilegios”, igualmente que:
«La justicia es la misma antes o después de la batalla»

Cuando el general José de Canterac, estuvo en Venezuela a las órdenes de Morillo, ordenó fusilar en Cariaco en 1817, a Francisco Sucre, un joven capitán hermano del futuro Gran Mariscal de Ayacucho; éste no solo le perdonó la vida, sino que con su espíritu magnánimo, le brindó un trato digno.

Luego de triunfar el 29 de febrero de 1829, en Tarqui, contra la insensata invasión del Perú a Ecuador por parte del general José La Mar para anexarse el puerto de Guayaquil;
en la población de Girón Sucre firmó el primero de marzo, el memorable “Convenio de Girón”.

Razón tiene doña Mariana Carcelén y Larrea, viuda de nuestro paladín cumanés: “Corazón más puro que el de Sucre, no ha palpitado en pecho alguno”.

En el XV Congreso Mundial de Historia reunido en Bucarest en 1980, por solicitud del historiador, político y jurista ecuatoriano Jorge Salvador Lara, nuestro egregio paisano en reconocimiento a los tratados y capitulaciones en defensa de los derechos humanos, Sucre fue designado como: «Precursor del Derecho Humanitario Internacional».

«Persuadido que un pueblo no puede ser libre si la sociedad que lo compone no conoce sus deberes y sus derechos, he consagrado un cuidado especial a la educación pública».

«Educar es el más sagrado deber de las autoridades delante de Dios y de los hombres»

Mensaje de despedida del general en jefe Antonio José de Sucre Presidente de Bolivia al Congreso.
2-VIII-1828.

Felicitaciones a los abogados en esta especial efeméride.

Eumenes Fuguet Borregales.
eumenes7@gmail.com




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