Foto: Armando Díaz.

Eran las 10:00 a.m. y todavía el cuerpo de un indigente continuaba tendido en el suelo y con una herida abierta que manchaba el suelo de una empresa de artefactos de línea blanca cerrada desde el 2014, ubicada en el sector Jardín Mañongo de Naguanagua.

El hombre de unos 38 años, según trabajadores de la zona se llamaba Cirilo, desconocen el apellido de la víctima, pero saben que era alguien familiar en el sector. A las 10:30 a.m. el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) se aproximó y mientras levantaba el cadáver los conductores que entraban al Centro Comercial Sambil se detenían a verlo y luego avanzaban para ingresar al estacionamiento.

Un pedazo de concreto yacía junto a su cabeza. Los vigilantes nocturnos del centro comercial afirmaron que vieron cómo ocurrió el delito. Las cámaras de seguridad registraron los hechos y fueron los guardias quienes afirmaron que dos sujetos salieron de entre los árboles y tomaron el objeto para luego estrellarlo contra el cráneo de Cirilo, quien no reaccionó. Estaba durmiendo y lo más seguro es que no se percató de lo ocurrido.

Los que conocían a Cirilo sabían que se dedicaba a cuidar los vehículos estacionados y a bachaquear. Según la descripción física que aportaron, el hombre medía alrededor de 1.75, piel morena, poco cabello y una cicatriz en el cuello. Llevaba más de cinco horas muerto sobre unas sábanas y un pedazo de cartón. La hora estimada del hecho fue a las 4:20 a.m.




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