El líder del partido Anakot Mai (Nuevo Futuro), Thanathorn Juangroongruangkit (c), posa para un selfi junto a estudiantes universitarios durante un evento de su campaña electoral en Bangkok (Tailandia) Foto EFE

Los jóvenes tailandeses muestran su hartazgo ante la política tradicional y su rechazo a los militares tras cinco años de dictadura, un sentimiento que está canalizando el partido emergente Anakot Mai («Nuevo Futuro»), que podría ser la gran sorpresa de las elecciones del próximo domingo en Tailandia.

Más de siete millones de tailandeses podrán hacer oír su voz en las urnas por primera vez el 24 marzo, y sus votos podrían ser determinantes en el resultado de unas elecciones legislativas marcadas por el poder de los uniformados.

«Estas elecciones serán una batalla entre los viejos poderes y la democracia,» cuenta hoy a Efe Nichanan Pudkont, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Chulalongkorn, en Bangkok, que a sus 21 años afirma estar «emocionada» ante la perspectiva de votar por primera vez.

El país asiático ha estado sumido en los últimos quince años en un círculo vicioso de elecciones y golpes de Estado contra el Gobierno electo de turno que está agotando la paciencia de cada vez más tailandeses, sobre todo los jóvenes, deseosos de que el país progrese.

El partido Anakot Mai, fundado el año pasado es un soplo de aire fresco por la juventud de sus miembros, su uso de las nuevas tecnologías para comunicarse con el electorado y un programa que incluye una reducción drástica del poder de los uniformados, el matrimonio homosexual o la descentralización un Estado en el que casi todas las decisiones importantes se toman en Bangkok.

Los mítines del nuevo partido son actos festivos que se asemejan a conciertos y en los que centenares de jóvenes tratan de sacarse un selfie con su líder, el multimillonario de cuarenta años Thanathorn Juangroongruangkit.

«Voy a votar al Anakot Mai porque son los únicos que quieren derribar los poderes tradicionales y quiero cambio, es como un tortazo en la cara a los conservadores,» cuenta a Efe Saharath Phautraungsee, estudiante de Filología Española en la Universidad de Chulalongkorn.

Esta universidad, la más antigua del país, es una institución históricamente conservadora en la que se han formado miembros de la familia real y políticos, pero incluso en ella la nueva formación política es extremadamente popular: en una encuesta realizada recientemente en su campus, el 70,8 % de los encuestados respondió que votaría por Anakot Mai.

A nivel nacional, el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Administración (NIDA) realizó una encuesta en febrero entre votantes primerizos en la que el nuevo partido quedó en segundo lugar, con un 13,9 de intención de voto, tras el Puea Thai, partido vinculado al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto en un golpe de Estado en 2006.

Los partidos afines al clan Shinawatra han ganado todos los comicios celebrados este siglo gracias a sus populares políticas sociales, pero las élites conservadoras de Bangkok nunca han aceptado esos gobiernos, a los que acusan de populistas, de comprar votos y de ir en contra de la monarquía, reverenciada en el país.

El último golpe de Estado contra un gobierno Shinawatra acaeció en 2014, cuando el general Prayut Chan-ocha defenestró al gobierno de Yingluck Shinawatra, hermana de Thaksin, con las dos promesas de «devolver la felicidad a los tailandeses» y convocar elecciones después de un año.

La primera promesa de Prayut es difícil de cuantificar, pero la segunda fue suspendida durante cinco años, en los que la junta militar bajo su mando redactó una constitución diseñada para mantener el poder de los militares, incluyendo el nombramiento a dedo de los 250 miembros del Senado.

«El gobierno militar ha sido realmente malo en materia económica, no tienen ni idea de cómo usar el presupuesto y sus políticas populistas no son sostenibles,» explica a Efe Pichailak Kullwuttanapan, estudiante de segundo de Económicas que también a votar por primera vez, aunque prefiere no revelar a qué partido.

La incompetencia de los militares y sus promesas incumplidas han tenido un efecto en muchos jóvenes que probablemente no habían previsto, la politización de muchos tailandeses: en la jornada de voto anticipado, del pasado domingo, un 90 % de los que se habían registrado para el mismo fue a las urnas, una cifra récord que augura una alta participación el domingo.

Entre esos tailandeses recientemente politizados se halla Chalisa Kittirojrattana, de 22 años, que afirma que comenzó a interesarse en la política tras el golpe de Estado.

Aunque Chalisa aún no ha decidido su voto, si tiene claro que no va a votar al Palang Pracharat, el partido de los militares.

«Una tía mía es candidata y pidió a mi familia que los votáramos y que nos haría favores por eso, eso es compra de votos y me niego a hacerlo,» explica.

«El problema de la sociedad tailandesa es la polarización y el enfrentamiento entre los dos bandos, pero creo que eso sucede menos con los jóvenes, que tenemos una mente más abierta y queremos que el país progrese,» sentencia Chalisa




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