Foto: El Carabobeño

Este viernes a las 10:00 a.m. el directorio de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera se reunió en el auditorio de la Maternidad Hugo Chávez Frias, en la CHET, donde cerca de 50 médicos discutieron el tema de la contaminación y los tres casos sospechosos de difteria, que habrían ocasionado la muerte de dos personas.

La vocería estuvo a cargo de Aquiles José Reyes, especialista en cirugía de trauma y jefe suplente de emergencia para adultos. Lo acompañaron María Auxiliadora Rangel, epidemiologa regional de Insalud; Carlos Machado, director de la red hospitalaria del centro asistencial; Luis Escribani, epidemiologo del hospital; el director encargado de la CHET, José Luis Díaz, entre otros. Asistieron dos funcionarios de la Inspectoría de la Presidencia que no hablaron, solo permanecieron sentados en los últimos puestos.

Inspectores de la Presidencia llegan a la CHET. Foto: Armando Díaz.

Los médicos aclararon desde el comienzo de la reunión que las medidas a tomar no deben tener un sentido político, sino de atención a la salud y a respuestas claras que son necesarias para que se dejen de crear rumores que, a juicio de los presentes, dañan la imagen del hospital e impiden una actuación adecuada. Están convencidos que una mala información puede causar caos en la colectividad.

Hasta los momentos no se puede afirmar que lo que mató a la mujer de 49 años, habitante del municipio Los Guayos, haya sido difteria, afirmaron Reyes y Rangel. A la paciente, que murió la tarde del lunes, se le realizó una biopsia que fue enviada a Caracas. La respuesta del análisis aún no llega, por eso reiteran que hablar de difteria es aún muy alarmista.

Luis Escribani, epidemiologo de la CHET, sin embargo, hizo un llamado a sus colegas a estar alertas y a no esperar un resultado positivo para iniciar los protocolos de salud. Según sus conocimientos, los tres casos mencionados en la reunión son muy sospechosos, porque todos presentaron afecciones respiratorias y las placas en la zona de las amígdalas, signos muy característicos de la difteria.

Medicos reunidos en el auditorio de la Maternidad Hugo Chávez. Al fondo y de pie se ve al Dr. Aquiles José Reyes y a la Dra. María Auxiliadora Rangel. Foto: Armando Díaz.

La sospecha de que la difteria fue la causante de la muerte de la mujer es suficiente razón para declarar una epidemia, pero el detalle en la CHET es que hay tres casos con los mismos síntomas. El segundo es el de un adolescente de 17 años, proveniente de Güigüe, quien para el momento de la reunión ya había muerto, lo que aumentaba el porcentaje de riesgo en casi 100%.

El adolescente de 17 años acudió a la Ciudad Hospitalaria a una cita con el otorrinolaringólogo. Este muchacho presentaba una comprometedora afección respiratoria que les recordó el caso de la mujer fallecida. Cuando fue examinado su salud era estable y tenía buen semblante, pero luego de unas tres horas se descompensó, por lo que fue sometido a cirugía. Respiraba de forma entrecortada por las membranas adheridas a sus amigdalas y traqueas. Reyes afirmó que permaneció con el paciente hasta los 2:00 a.m. de ayer para monitorear su desenvolvimiento.

El hecho de dos muertes al parecer causadas por esta enfermedad alerta a los epidemiólogos. Se amerita una investigación en Carlos Arvelo y Los Guayos  y también a quienes mantuvieron contacto con los fallecidos.

Los galenos confirmaron un tercer caso proveniente de Puerto Cabello. Es un joven de 19 años que está en la Unidad de Cuidados Intesivos, en un área improvisada de aislamiento.

Según los médicos, las investigaciones epidemiólogicas ya deben iniciar, para repetir lo ocurrido a principios de año, cuando otro caso de difteria  atendido en la CHET fue controlado, lo que evitó la propagación de la enfermedad.

El problema, resalta una médico sentada en la hilera de sillas del medio, es que no se han seguido los protocolos de salud como es debido. En voz alta cuestionó que siempre se ataquen los problemas cuando ya están presentes.

Cuando el jefe suplente de la emergencia para adultos preguntó «¿Cuántos aquí se han vacunado contra la difteria?» la mayoría no alzó el brazo. Unas 10 mujeres lo hicieron y eso mereció una especie de regaño por parte del traumatólogo. Varios argumentaron que, al ser una enfermedad erradicada en 1992, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, no vieron la necesidad de ponerse la vacuna.

Algo así ocurre con los médicos que laboran en la CHET. Tras muchos años de la erradicación del bacilo, habían olvidado los síntomas y esto les jugó en contra. Lo mismo sucedió con los estudiantes, quienes no sabían como actuar ante un caso sospechoso de difteria.

Un médico, que no dio su nombre, afirmó que en el Hospital Central siempre se ha dicho que «viene el lobo, viene el lobo». «Cuando llegó nos comió y no supimos hacer nada. No se han tomado las medidas adecuadas para prevenir ese tipo de enfermedades y ahora, cuando la amenaza se cierne sobre todos, quieren trabajar sobre la marcha».

Vacuna Toxdiftérica con el aviso del Ministerio del Poder Popular para la Salud. Foto: Armando Díaz.

La nomina de la Ciudad Hospitalaria está compuesta por 478 trabajadores, de los cuales 389 ya han sido vacunados. Esta cifra, sin embargo, es baja. Deberían estar todos vacunados para evitar riesgos, por eso desde Caracas el Gobierno envió 300 mil unidades de antitoxina diftérica, una de las vacunas utilizadas para prevenir el contagio. Estas dosis van a ser suministradas a todos los que estuvieron en contacto con los casos sospechosos.

La CHET recibió 40 cajas con tapabocas N95. Estos no son los mismos que utilizan en el centro asistencial, que son de tela y que, según Aquiles José Reyes, permiten el contagio porque no son adecuados para cubrir las fosas nasales y la boca. Los N95 cuentan con un material más sólido y además poseen un filtro.

 

Mujer utiliza tapabocas de laboratorio en las afueras de la emergencia de la CHET. Foto: Armando Díaz.

El lote que llegó ya se acabó, comentó el médico, lo que generó las quejas de una enfermera quien criticó que el hospital no pueda dar las cantidades necesarias a los familiares de pacientes, que deben comprarlos a los bachaqueros a precios que oscilan entre dos mil bolívares y cinco mil bolívares. 

Los tapabocas N95, según un médico a las afueras de la CHET, cuestan en las tiendas entre entre 10 mil y 20 mil bolívares, pues son importados.

El problema con la reciente dotación es que podría ser tardía. Vacunar a personas que tuvieron contacto con algún contagiado implica que se inyecte una dosis doble. Esto equivaldría unas 240 mil vacunas más, que serían aplicadas a quienes superen los tres días de contacto, explicó el doctor Escribani.

 

Mujer sale del área de emergencias con un tapaboca. Foto: Armando Díaz

A las 12:05 los dos miembros de Inspectoría de la Presidencia abandonaron el auditorio y los médicos presentes continuaban sus intervenciones.

La epidemióloga regional de Insalud hizo hincapié en que dentro del Hospital Central hay casos de malaria, sarampión y tuberculosis (TBC).

La última palabra la tuvo el director encargado del hospital, José Luis Díaz, quien en un discurso rápido expresó que no se puede permitir un cierre técnico del hospital más importante de la región central, palabras que concordaron con las de Escribani, quien considera inaudito que se le prohíba la entrada a estudiantes de medicina y sugiere una inmunización a todo el personal que entra y sale.

En el medio Dr José Luis Reyes. A la izquiera el Dr. Luis Escribani y a la derecha el Dr. Aquiles Reyes. Foto: Armando Díaz.

De producirse un cierre técnico del área de emergencia, el director afirmó que no sería por difteria, si no por casos de climatización del área o por desinfección.

Díaz llamó a la organización de todo el personal y a trabajar bajo un lineamiento estricto que no sea quebrantado, con el fin de lograr resultados positivos y no un desorden en el que cada médico hace lo que cree más conveniente, sin seguir los canales regulares. Esta postura recibió el apoyo de la epidemióloga Rangel, quien invitó a todos a seguir el protocolo aplicado desde el pasado martes.




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