Foto Benjamin Mast
 En términos de acogida y regularización de migrantes y refugiados venezolanos, Brasil es una de las opciones preferidas en el continente. Desde 2018 ha recibido y otorgado estatus legal a más de 134 mil venezolanos que han entrado por Pacaraima, ciudad al norte en el estado de Roraima, fronterizos ambos con Venezuela.
La logística para tal fin ha sido posible a través de la Operación Acogida, un esfuerzo coordinado entre el Gobierno Federal, la Fuerza Armada Nacional de Brasil, las agencias de Naciones Unidas y organizaciones de la sociedad civil. Consiste en la reubicación voluntaria de migrantes y refugiados desde el norte hacia otras ciudades después de recibir un estatus migratorio en los puntos de recepción de Roraima.
El sistema de salud, la regularización y su cercanía geográfica con Venezuela hacen de Brasil una opción para los desplazados forzados de este último país, que padece aún en 2024 una crisis humanitaria compleja.
Sin embargo, la integración en Brasil encuentra todo tipo de barreras, en especial la lingüística. De acuerdo con el reporte Análisis de Necesidades de Refugiados y Migrantes (septiembre de 2023) de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, de la Plataforma R4V, a la mayoría de los venezolanos les cuesta acceder a educación, salud, seguridad alimentación, protección, integración y alojamiento.
La conclusión parte de la encuesta Evaluación Conjunta de Necesidades Especiales (JNA), aplicada a 3.311 personas refugiadas y migrantes con vocación de permanencia en Brasil entre junio y julio de 2023. En el proceso participaron 57 socios de la plataforma R4V de Brasil, entre ellos 14 agencias de la ONU y 43 oenegés asociadas.

Posibilidades venidas a menos

El principal problema son las razones que expulsan a los venezolanos de Venezuela, que no han cambiado y que continúan provocando la salida de miles a través de sus fronteras. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de 2023, presentada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), 89% de los hogares venezolanos padece inseguridad alimentaria y la mitad de los hogares no perciben ingresos suficientes para cubrir la canasta alimentaria, lo que los categoriza en situación de pobreza extrema.

“Es importante recordar los factores que siguen impulsando nuevas salidas desde Venezuela a la hora de considerar los extremos a los que llegarán las personas refugiadas y migrantes para alcanzar otros territorios de la región. Si el hogar fuera un lugar más acogedor, los desafíos y riesgos que les esperan en otros lugares no parecerían una mejor opción, en comparación”, informe 2023 de la Plataforma R4V.

 

En el caso de Brasil, los desplazados llegan a Pacaraima o a Boa Vista (a más de 200 kilómetros al sur de la frontera), en el estado de Roraima, uno de los estados más pobres del norte donde, además, la población aumentó 41,2% en 12 años, según los datos del Censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).

Aunque la reubicación de venezolanos desde Roraima hacia otras ciudades es regular, el proceso puede tardar meses. Solo en 2023, la demanda por el proceso de reubicación aumentó un 22%, según la plataforma R4V.

Ser “interiorizado”, como se le llama al programa en Brasil, es clave para los migrantes. De acuerdo con la encuesta, los venezolanos reubicados tienen mejores perspectivas de integración que las que permanecen en Roraima.

Quedarse en Roraima… es complicado

Debido a que Roraima es el estado que ha recibido el mayor impacto migratorio, tanto los servicios como el crecimiento de la ciudad quedaron rezagados a razón del crecimiento de la población, señala Alba González, trabajadora de los programas humanitarios y líder de Voces Migrantes, una organización que busca la integración de los venezolanos en Brasil.

El sistema de salud público está colapsado, “especialmente en lo que respecta a salud neonatal, materna, reproductiva y sexual”, señala la Plataforma R4V.

Por ejemplo, según el Ministerio de Salud de Brasil, de los 13.901 embarazos que culminaron con nacimientos con vida registrados en Roraima en 2021, sólo 6.261 recibieron atención durante todas sus consultas prenatales.

La Evaluación Conjunta de Necesidades Especiales (JNA), hecha entre junio y julio de 2023, señala que 59% de los núcleos familiares venezolanos encuestados declaró tener necesidades de atención médica. De ellos, 24% tenía dificultades para acceder a tratamientos por motivos como: retrasos en la prestación de servicios (73%), falta de especialistas necesarios (23%) o imposibilidad de costear servicios de salud privados que no están disponibles en los centros de salud públicos debido a una limitada infraestructura y disponibilidad de profesionales de salud (24%).

La falta de especialistas ya era una de las principales dificultades del sistema de salud en Brasil. El secretario y subsecretario del Departamento de Salud de Roraima, Edson Castro, declaró en entrevista para Correo del Caroní que el “Estado en su conjunto no estaba preparado” y que la migración y la pandemia crearon un “impacto significativo” en la red de urgencias, hospitalizaciones, cirugías electivas y partos, donde ya había una alta demanda antes de la migración.

La inseguridad alimentaria, cada vez más segura

El 44% de los núcleos familiares venezolanos en Brasil ganan salario mínimo brasileño (USD 280) o menos, lo que afecta su capacidad para cubrir necesidades más básicas, especialmente la alimentación y el alquiler. Como resultado, cerca de la mitad de las familias venezolanas en Brasil experimentan algún nivel de inseguridad alimentaria, mayoritariamente en Roraima donde 63% no consume los alimentos básicos suficientes.

En 2022, 70 millones de personas (33% de la población brasileña) se encontraban en situación de inseguridad alimentaria de moderada a grave, y 21 millones (10%) padecían hambre en el país, de acuerdo con el informe de la FAO, The State of Food Security and Nutrition in the World 2023.

Según la encuesta de 2023 hecha a 3 mil migrantes por la plataforma R4V, las condiciones de las personas refugiadas y migrantes en Brasil son aún peores. “El 52% de los núcleos familiares encuestados informaron que lucharon para obtener los alimentos básicos suficientes en el último mes. De ellas, 92% informó una falta de recursos económicos. La inseguridad alimentaria afecta considerablemente más a los núcleos familiares encabezados por mujeres (63%, en comparación con el 55% encabezado por hombres), y a aquellos con personas con discapacidades (60%)”, destaca el informe.

La principal barrera: acceso al trabajo

Una de las razones de la inseguridad alimentaria, es el acceso al trabajo. “Aunque se encuentren en el mismo nivel educativo, la población venezolana en Brasil tiene 64% menos probabilidades de obtener un empleo en relación con su contraparte brasileña”, señala un último informe de 2021 realizado de manera conjunta por el Banco Mundial y la Agencia de la ONU para los Refugiados.

El director de Venezuela Global, William Clavijo, tiene más de 10 años residiendo en Brasil. Allí estudió su maestría y doctorado, y parte de su misión desde Río de Janeiro es apoyar en la respuesta humanitaria en protección, integración socioeconómica, asistencia social y mediación ante el poder público de los refugiados y migrantes venezolanos.

“La respuesta tiene muchísimos puntos positivos porque garantizó cierto orden en el norte y enfrentar las barreras naturales que tienen las personas para movilizarse, así como reducir las tensiones. Resolvió garantizar que las personas tuvieran un estatus migratorio. Eso es muy positivo porque Brasil fue proactivo, a diferencia de otros países”, resalta.

Así como ha traído ese éxito, destaca Clavijo, hay otras necesidades que resolver porque la barrera del idioma y la falta de redes de apoyo entre migrantes los hace susceptibles de otros riesgos como la trata de personas. “Enfrentan desafíos para validar sus diplomas, la experiencia previa que traen como profesionales en muchos casos no es reconocida, no conocen el idioma, entonces parcialmente el gobierno federal ha atendido ese fenómeno”, explica.

De acuerdo con las evaluaciones conjuntas que hace la R4V a los migrantes venezolanos, 40% de los 3 mil entrevistados respondió que tenía empleo, 14% buscaba medios de vida independientes, y 39% estaba desempleado.

La plataforma destaca que la tasa de desempleo es significativamente mayor entre las personas indígenas venezolanas (52%), las personas con discapacidad (51%), las que llegaron a Brasil en 2023 (49%) y las personas refugiadas y migrantes que viven en los estados de Roraima y Amazonas (49%). Los hallazgos de la encuesta revelan que las mujeres se enfrentan a mayores desafíos que los hombres para ganarse la vida decentemente.

Clavijo resalta que estos datos muestran que “hay una mayor situación de venezolanos en estado de vulnerabilidad comparado con ciudadanos brasileños. Eso muestra que algo está pasando”.

La validación de los diplomas es una de las barreras que cree que podrían derribarse con mayor facilidad, considera. “Con mejor coordinación con el poder público podría mejorarse. Con las universidades la homologación de diplomas podría ser una alternativa, eso podría mejorarse como se hizo en Uruguay”, indica.

Solo traducir documentos para validar un título, precisa, puede costar hasta 3 mil dólares. “Algunas universidades han flexibilizado esto, pero todavía falta mucho que avanzar en este sentido. El problema es que no todas las universidades acatan las instrucciones del gobierno federal”.

No hay espacio en las escuelas

El acceso a la educación de los niños migrantes es un punto crítico. De acuerdo con la Plataforma R4V, si bien el acceso gratuito a la educación pública en Brasil está garantizado por ley, 30% de adolescentes de 15 a 17 años no está escolarizado (frente al 6,3% de la población brasileña del mismo grupo etario), así como 10% de las niñas y niños de 6 a 14 años (frente a 0,3% de la población brasileña del mismo grupo etario), con una mayor proporción de mujeres adolescentes sin escolarizar (35%) que de hombres adolescentes sin escolarizar (25%).

Las tasas de deserción escolar también son más altas en Roraima y Amazonas, donde 25% del total de niñas y niños refugiados y migrantes en edad escolar y 47% de adolescentes de entre 15 y 17 años no accede a la educación.

La plataforma R4V califica como “alarmante” la deserción escolar en el caso de adolescentes indígenas de 15 a 17 años: alcanza el 50% (en comparación con el promedio nacional del 30%).

Una de las razones de estos datos, sostiene Alba González, es que no se ha ampliado la capacidad de las escuelas para recibir a los refugiados. Los niños, niñas y adolescentes deben acudir a escuelas muy distantes de los refugios o sus lugares de residencia debido a que no hay cupo en sus zonas escolares. Esas distancias incrementan los costos para las familias, pero también la logística.

“Tenemos escuelas que todavía no tienen cupo para incluir a los migrantes después de años, incluso después de discusiones de este presupuesto gubernamental que nunca contempló que aquí había un excedente de niños que son migrantes y por eso no hay cupos en los colegios”, señala.

Estos indicadores son incluso mayores para las personas que llegaron a Brasil en 2023. En marzo de ese año, se registró el escenario más crítico entre las niñas y niños que viven en alojamientos ofrecidos por la Operación Acogida en Boa Vista, ya que 63% de estos no está inscrito en las escuelas.

En el caso de otras ciudades como Río de Janeiro, el director de Venezuela Global, William Clavijo, señala que han documentado casos donde los niños no van a la escuela porque la más próxima a su casa no tiene vacantes. “Repartir a los niños (en las escuelas), a una mamá le puede salir en 30 o 40 riales en pasajes. Los niños entran gratis al bus, pero los papás no pueden, y por eso la deserción escolar aumenta. Lo viven los locales, pero con seguridad los venezolanos en proporción mayor. Eso es una barrera”.

“La inclusión e integración en otro país constituyen un proceso a largo plazo cuya efectividad requiere compromiso, recursos y un enfoque verdaderamente integral”, señala Nikolas Pirani, economista asociado de Acnur que participó en el estudio del Banco Mundial y la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Acnur ha exhortado al Gobierno de Brasil a continuar implementando políticas que consideren las necesidades de las personas venezolanas, como facilitar el proceso de verificación y validación de constancias y habilidades, aumentar la capacitación lingüística de docentes y profesionistas, así como ampliar la capacidad de las escuelas, sobre todo en la zona norte como en el estado de Roraima.

Con información de Correo del Caroní

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