Millones van y vienen. Miles de millones de dólares salen del subsuelo en forma de hidrocarburos y nunca regresan a la caja pública, sino que se quedan por el camino en los bolsillos de gestores, comisionistas, enchufados, funcionarios e intermediarios de diverso pelaje: hay tanta gente haciendo plata con el modelo de negocios de evadir las sanciones a PDVSA y al régimen venezolano que al final no quedan cobres para nadie más; mucho menos para la gente común que depende de ellos y vive esperando por comida o medicinas. Con tantos pellizcos a las facturas y gente tan opaca manejando los embarques que salen de Venezuela–una especie de dark web del petróleo- es de esperarse que los dineros se contraigan o simplemente no se cobren.

El reciente escándalo por el que han detenido a varios personajes del chavismo, y en el que está involucrado el otrora muy poderoso ex presidente de la petrolera estatal, supuestamente se originó porque hay 3 mil millones de dólares en ventas de crudo que nunca llegaron a su destino, a pesar de que la mercancía se entregó en el puerto de origen y se embarcó hacia algún punto de la geografía planetaria. Al poco tiempo de explotar la noticia, se empieza a comentar que no son solo 3 mil millones losque acaban de desaparecer sino que PDVSA durante el último año ha entregado a oscuros comercializadores21 mil millones en embarques que no ha cobrado; el 84% de lo facturado, según la agencia Reuters.Todo indica que el hueco en las finanzas oficiales es grande y profundo y puede provocar una crisis peor de la que ya existe, aun cuando los negocios ilegales del régimen –narcotráfico, oro y un largo etcétera- produzcan ingresos brutos de entre 10 y 15 mil millones de dólares al año.

Las cifras son abismales, pero uno debería estar prevenido. La Asamblea Nacional electa en 2015 calculó que desde que comenzó el gobierno de los rojos y hasta 2018 se habían desaparecido entre 300 y 400 mil millones de dólares del tesoro público. Más adelante, en 2021, la cifra estimada se elevó a 500 mil millones, o casi la mitad de los ingresos petroleros recibidos en dos décadas.Juan Guaidó declaró en estos días que era como si a cada venezolano se le hubiera sustraídodel bolsillo la suma de 20 mil dólares, y por ahí van los números.

Un vistazo a los cientos o miles de obras públicas que se pagaron y nose terminaron de construir (muchas ni siquiera se empezaron), más los regalos de petróleo a los aliados cubanos, más los regalos en cash a los compinches del chavismo, más las fortunas que se han documentado en manos de bolichicos, enchufados y funcionariosdel régimen, más tantas otras muestras de corrupción que están a la vista para el que las quiera ver, no dejan dudas sobre el robo faraónico que ha sufrido la sociedad venezolana a manos del chavismo gobernante. Visto desde otro ángulo, tiene que haber pasado algo brutal, por llamarlo de alguna manera, para que un país que era normal en 1998, que recibió más de un billón (millón de millones) de dólares en 20 años, haya terminado arruinado, en la quiebra más evidente, y 7 millones de paisanos hayan tenido que emigrar porque no hay forma de sobrevivir en su tierra.

En medio de todo el escándalo, uno se pregunta por el objetivo del régimen al sacar a la luz este caso de corrupción. No es que 3 mil millones sean conchas de ajo, pero habrían podido dejarlo pasar, como tantas veces se debe haber hecho. El asunto es que la divisa del chavismo no es el dólar ni el euro ni el yuan, sino el poder. El pecado no es dejar al país sin dinero, que tal cosa ha sucedido muchas veces y sin consecuencias, sino convertirse en una amenaza contra los que mandan. Eso es lo que se está castigando, sin piedad.

Ñapa.El affairde PDVSA también ha traído algunos mensajes contradictorios del exterior.John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, manifestó a la prensa que «apoyamos los esfuerzos para acabar con la corrupción, incluidos los de Venezuela, y vamos a seguir atentos a la situación mientras continúa en desarrollo». Esta declaración, lamentable, la suelta el mismo gobierno que tiene precio sobre las cabezas dela cúpula que gobierna en Venezuela.




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