Con frecuencia se hace referencia a la inmensurable fortuna de Simón Bolívar y en reiteradas veces se menciona “herencia” de manera singular, cuando en realidad el origen de los bienes del Libertador provenía en su mayoría de las cinco herencias que recibió.

Bolívar, siendo mantuano y perteneciente a una de las familias más ricas y poderosas de la que fue la Provincia de Venezuela, recibe con quince meses de nacido su primer Mayorazgo, que le fue legado por su primo hermano y padrino el Presbítero doctor Don Juan Félix Jerez de Aristiguieta, hijo de Doña Luisa Bolívar y Ponte, hermana del padre del Libertador.

El padre Aristiguieta quien funda el 8 de diciembre de 1784 el Mayorazgo de la Concepción favorece al niño Simón, segundo varón nacido en la familia y por lo tanto excluido del Mayorazgo de los Bolívar, siendo su hermano Juan Vicente el beneficiario de dicho Mayorazgo por ser el primogénito.

Así vemos que para el año de 1794 contando Simón con once años, el tutor de los hermanos Bolívar; Don Juan Nepomuceno Ribas redacta un documento señalando que el joven Simón disfrutaba de las rentas que superaba anualmente los catorce mil pesos, duplicando con ventaja en rentas a su hermano Juan Vicente.

Según el Dr. Juan María Morales Álvarez, el concepto de Mayorazgo es “Una institución de derecho privado por la cual se separaban ciertos bienes del patrimonio familiar, vinculándose a una fundación, con el fin de perpetuasen indefinidamente en una familia. La sucesión recaería siempre en el primogénito del núcleo familiar, a menos que el fundador dispusiese de otra cosa, de allí su nombre”.

El heredero de un Vínculo o Mayorazgo – en este caso Simón Bolívar – podía gozar y disponer de la rentas que pudieran rendir las propiedades, más no de los bienes que produce dichas rentas, estos bienes que estaban vinculados a la fundación podían estar constituido por una serie de casas, tierras, plantaciones, haciendas, etc. y no le era permitido al beneficiado vender, ceder, cambiarlos o hipotecarlos, asegurando entonces la continuidad de la herencia de generación en generación.

La herencia que le dejó el padre Aristiguieta a Bolívar consistía en la casa de la esquina de las Gradillas situada frente a la actual Plaza Bolívar de Caracas y tres haciendas de cacao con una totalidad de 95.000 árboles sembrados, ubicadas una en el Valle del Tuy de Yare, otra en el Valle de Taguaza y la tercera en el Valle de Macayra, cada hacienda incluía tierras, casas, muebles, utensilios y esclavos. Dentro del documento fundacional reposan algunas condiciones que dispuso el presbítero “Los herederos debían ser varones, hijos legítimos, de matrimonios legítimos, no ser clérigos, y estar casados con mujeres nobles”. Condiciones que Bolívar pudo cumplir sin ninguna novedad al contraer matrimonio con María teresa Rodríguez del Toro y Alayza.

Ser el titular de este rico Mayorazgo le trae problemas a Bolívar durante toda su vida, parientes del padre Aristiguieta – y posibles beneficiarios en tal caso de no poder cumplir el primer heredero (Simón Bolívar) – intentaron de manera legal evitar que el Libertador gozara de la herencia, asunto que se resuelve en 1827 cuando el Libertador mediante un documento notariado deja a su sobrino Anacleto Clemente, hijo de su hermana María Antonia, encargado de velar y administrar el Mayorazgo de la Concepción y a su vez le otorga el derecho para que reclamase – al morir su tío – dicho Mayorazgo.

Continuando con el orden cronológico, la segunda herencia que recibe Simón Bolívar es de parte de su padre el Coronel Don Juan Vicente Bolívar y Ponte, la tercera herencia vendría siendo la que le deja su madre Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, la cuarta herencia proviene de su abuelo materno el Regidor y Alférez Real Don Feliciano Palacios y por último la herencia  que recibe cuando fallece en un naufragio su hermano mayor Juan Vicente Bolívar Palacios y Blanco. Lo que nos permite tener una idea del importante aumento del patrimonio del Libertador al recibir la herencia de Juan Vicente que incluía el Mayorazgo de los Bolívar.

Si bien es cierto que el Libertador luchó por proteger siempre su patrimonio con el tiempo demostró su generosidad al otorgar pensiones, casas y ayudas a sus hermanas, parientes, conocidos y personas que acudieron económicamente a él, también tomó la decisión de otorgarles la libertad a los esclavos de sus haciendas afectando en un futuro la producción de las mismas, dispuso de una gran cantidad de dinero para sustentar la causa independentista, demostró un profundo desprendimiento por la fortuna acumulada por sus antepasados durante dos siglos y siendo Simón el principal heredero.

Aun así, al momento de morir su patrimonio que notablemente se había reducido no era inexistente, continuaba siendo dueño de las tierras y minas de Aroa que a pesar de todos los inconvenientes legales con su venta, representaba un gran patrimonio, que de acuerdo a su plan original, al retirarse de la vida política y militar pudo haber disfrutado cómodamente en Europa sin alterar su alto grado de bienestar y riqueza.

Referencia Bibliográfica

Delgado Ligia, Filippi Alberto, Herrera Luque Francisco, Martínez Miguel, Morales Juan, Morón Guillermo, Raygada Jorge, Uslar Pietri Arturo, de Veracoechea Ermila, Yepéz Castillo Aureo. “Bolívar 1783- 1983”. Banco Comercio. Caracas 1983.

Quintero, Inés. “La Criolla Principal”. Editorial Santillana, S.A. Caracas 2008.




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