“Y la Humanidad no quiere pastores o guías, sino faros, antorchas o postes señaladores del camino; y esos postes, esas antorchas y esos faros deben salir de las multitudes mismas, rejuvenecidas y curadas de sus errores seculares” Manuel González Prada

Resulta muy difícil elaborar pronósticos sobre una pandemia que está en pleno apogeo, no tiene análogos y es causada por un virus del que aún no se saben muchas cosas con certeza. Lo que si tenemos claro es que la angustia y la incertidumbre son contagiosas. Ese bicho llamado COVID que mide una diezmilésima de milímetro de diámetro, nos pilló muy descuidados, como sentencia aquel viejo dicho, nos agarró el catarro sin pañuelo.

Y en el caso de esta “Tierra de Gracia llamada Venezuela”, la cosa es mucho más grave, pues nos estamos enfrentando no sólo a un régimen usurpador, irresponsable y ruin, sino a su más reciente aliada: esta pandemia sin precedentes, que apareció en el momento más crítico, con un paupérrimo sistema de salud, que nos coloca como sociedad, en el peor de los escenarios.

Mientras que el número diario de casos de COVID reportados se ha acelerado al ritmo más rápido en las últimas semanas, las autoridades están fracasando en las medidas para proteger a la población y, en particular, a los médicos, enfermeras y trabajadores de hospitales y clínicas que están siendo gravemente afectados.

MA todas éstas, Maduro anuncia la realización de una “Gran Marcha de Antorchas” para conmemorar el 19 de Abril… ¿Sarcasmo, ironía, desfachatez, intento de distracción, evasión a la ineludible realidad, irresponsabilidad? Todo eso y más. Lo cierto del asunto, es que a todo este circo sin pan y lo más grave, sin vacunas, de antemano la sociedad venezolana la ha dicho que ¡NO! Así como el cuento del Cura Madariaga…

Esa es la respuesta ciudadana a tanta locura hecha gobierno, a la miseria en la que tiene sumida al 80% de la población; al oscurantismo propio de la Edad Media a que nos tiene sometido la ineficiencia y la irresponsabilidad del régimen y sus secuaces. Una vez más Venezuela entera le dice y le dirá que ¡NO! a la miserable corrupción que trajo escasez y hambruna, a la incapacidad de llevar adelante los más sagrados Derechos contemplados no solo en nuestra Constitución”, sino en los Derechos Universales del Hombre. Y precisamente, al prolongar los tiempos para solucionar el asunto de las vacunas para inmunizar a TODOS los venezolanos, se está violando el más sagrado de los derechos: el DERECHO A LA VIDA.

Decimos y diremos que ¡NO! a esa absurda aberración maniquea de dividirnos como Nación en toletes irreconciliables, que sembró el odio, el resentimiento y la fractura entre sus ciudadanos; como también decimos ¡NO! a que el futuro de nuestros hijos tan solo se vea angustiosamente sobrellevado mediante la lamentable diáspora. Acá las únicas antorchas que se requieren son las que nos alumbren el camino para continuar en esa lucha entre la luz del conocimiento y las sombras del atraso y la represión; que nos iluminen en esta irrenunciable travesía que hemos emprendido para salir de este desastroso marasmo, para dejar atrás este Oscurantismo Tropical.

Si otras pandemias en la historia de la Humanidad, como la Peste Negra de 1347, que, además de propiciar el fin de la “Guerra de los 100 años”, creó las condiciones para el Renacimiento, sirvieron para rediseñar el mundo, preparémonos entonces, por difícil que parezca, a aceptar el desafío planteado, con mayor inteligencia, coherencia y unidad, pues siempre el hombre ha terminado por prevalecer frente a las más tremendas epidemias. Tengamos siempre presente, que además de enfrentar el virus que vino de China, tenemos que hacerle frente a esos otros virulentos seres que han conducido a nuestro país a este estado de descomposición que ha rebosado todos los límites imaginables.

Manuel Barreto Hernaiz




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