Convertir a los factores democráticos que han enfrentado al gobierno con coraje y perseverancia en objeto preferente de las críticas infundadas, es olvidarse de quienes tienen el poder, quienes son los verdaderos culpables de este desastre
Necesitamos encontrar una esperanza a la altura de la frase de Vaclav Havel, una que no podemos lograr sin un esfuerzo individual que nos comprometa en la labor de descubrir un sentido en lo que nos ocurre como sociedad
¿Cómo resignarse a una vida sin ideales, a una sociedad marcada por las injusticias, por la falta de libertades? Hemos de derribar las barreras del miedo y trabajar a destajo por una "Tierra de Gracia" embellecida a través del esplendor de la verdad y la dignidad.
La historia sirve de ejemplo, al mostrarnos cómo culturas altamente desarrolladas dejaron de existir debido a la decadencia moral y a la corrupción de sus dirigentes
Si bien es el momento de expresar deseos, no podemos guarecernos bajo el manto de inútiles subterfugios a la espera eterna de que un cúmulo de casualidades que nos saquen de este marasmo
Se dice que el tañer de las campanas era el reloj de mano de nuestros abuelos, por el toque sabían en que hora vivían. Las campanas eran el sistema de alarma cuando había un peligro. Pero también su repique reunía a los vecinos y anunciaba las fiestas.
Si encontramos ese intermedio entre la impotencia y la realidad, entre la incertidumbre y la realidad, entre el fatalismo y la realidad, entre el miedo y la realidad, tal vez, y partiendo de allí, sí podremos actuar.