«María Corina Machado va a hacer lo correcto por el país, va a anteponer los intereses de Venezuela y lo hará en el momento necesario y oportuno». Henry Alviarez

Nos indica el Diccionario de la Real Academia Española que la palabra cordura resulta de: “Prudencia”, “Sensatez”, “Buen juicio”, “Hacer reflexión”. Decir de alguien que es una persona cuerda es como afirmar que está en sus cabales, en su sano juicio, que goza de una salud mental normal. Si se profundiza el asunto, veremos que la palabra cordura deriva de corazón, de cordis, latín, y tiene que ver con el ánimo, con el esfuerzo para afrontar las dificultades.

¿Acaso alguien duda de la cordura, de la prudencia, de la sensatez y del buen juicio de María Corina Machado? Pareciera que la cordura, el aplomo, y hasta la valentía de María Corina intimida, incomoda y hasta desespera a unos cuantos que no terminan de percibir la realidad del momento.

Y precisamente estos son momentos propicios para crecer cívicamente y asumir, como políticos responsables, el compromiso con el porvenir de nuestro país. Son tiempos para precisar, en su verdadera dimensión, la incertidumbre desmedida y no de aspirar a la caprichosa inmediatez sino de tratar de resolver las diferencias, las limitaciones y las contradicciones que surgen a propósito de la elección presidencial. Ya habrá tiempo para el juego político, para presentar los diferentes puntos de vista; ahora, considerando los orígenes de la cordura, es tiempo de ponerle corazón, pues en momentos de indignación la cordura suele huir.

Si bien en María Corina encontramos toda la cordura indispensable para la decisión que se requiere en estos cruciales momentos y seguramente tal decisión ya ha sido tomada, hemos podido podido observar a no pocos advenedizos del estamento político «demodé», ser incapaces de considerar la realidad según su propia forma y no según la que le quieren dar. Insisten porfiando precisamente para hacer realidad lo que imaginan con entusiasmo, pero sin ningún apoyo de la ciudadanía.

Nos dice la Historia que el Emperador Augusto acuñó una frase “Festina Lente” (Apresúrate lentamente) que con el paso de los siglos Napoleón Bonaparte la modificó por “Je suis pressé, habillez-moi lentement” (Vístame despacio que tengo prisa).

El hecho es que este oxímoron histórico nos llama – una vez más – a aprender la lección que se nos da como Nación, nos ha resultado compleja, y se ha eternizado a punta de ensayo y error y no podía ser de otra manera pues la capacidad de vivir tanto tiempo en anomia, tolerando la confusión y esperar lo que no sabemos que ni cuando, ni cómo. Paciencia y prudencia… y sobre todo confianza en María Corina.

 

Eleazar López Contreras, un general sobrio, tolerante y correcto, conductor del país en una de las transiciones más difíciles de su historia, en una alocución radial se dirige a Venezuela -a los tres días de la muerte del dictador J.V. Gómez- expresa: “Calma y cordura”. Con este lema, además de su rectitud y tenacidad, logró llevar sosiego y tranquilidad a una sociedad desorientada que salía de 35 años de dictadura y más de un siglo de guerras civiles y caudillismos.

Manuel Barreto Hernaiz

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