El artista italiano Mahmood y su compañero Blanco (EFE/Agencia Dmoore)

En solo cinco años, Mahmood se ha alzado como uno de los músicos italianos de mayor proyección internacional tras vencer tres Sanremo y lograr dos pases a Eurovisión, el último para este mayo. No obstante, él prefiere obviar las clasificaciones: «Nunca esperé ganar», asegura a Efe, en plena resaca festivalera.

«En realidad no lo sé, nunca esperé ganar. Yo solo participé con una canción que me gustaba, pensé en llevarla y ofrecer una bella interpretación. Todo vino rodado», confiesa este artista milanés al ser preguntado por el secreto de sus triunfos en los certámenes.

Alessandro Mahmoud, alias Mahmood (Milán, 1992), reina y manda en la música urbana italiana desde que en 2018 despuntara en la sección juvenil de Sanremo, el escenario más prestigioso de Italia y trampolín cada año para los nuevos talentos.

Un año después conquistó nuevamente el concurso, en esa ocasión en su principal categoría, con «Soldi», un exitazo con el que estuvo a punto de ganar la cita eurovisiva de Tel Aviv. Quedó en segunda posición.

Su última gesta se produjo hace unas semanas, cuando volvió a ganar Sanremo con «Brividi» (Escalofríos, en español), una balada interpretada con el joven Blanco que promete poner la nota tierna en el Eurovision que se celebrará en mayo Turín (norte) tras la victoria de la banda romana Maneskin en la pasada edición.

Los dos cantantes, separados por una década de edad, escribieron juntos el estribillo y después cada uno se ocupó de su parte de la canción, uniéndolo todo cuatro meses después en el estudio. Porque «Brividi» es, sobre todo, la visión del amor de dos generaciones.

Por eso, la puesta en escena en Turín será a buen seguro intimista: «Pretendemos hacer algo bastante minimalista, no queremos algo tipo ‘Super Bowl'», explica sin dar demasiados detalles porque aún tiene que reunirse con su amigo y colega para planear todo.

La canción le ha valido un disco de platino en solo dos semanas y se ha convertido en el debut internacional más importante de todos los tiempos para un tema italiano, presumen desde su productora.

Pero, además de ser un hito musical, también tiene trascendencia social debido a que Mahmood y Blanco fueron durante una semana dos hombres cantando al amor en Sanremo y en la televisión pública, algo hasta hace poco improbable, por decirlo de alguna manera.

«Italia está normalizándolo y es algo muy importante», sostiene el músico al ser preguntado sobre si esta actuación demuestra que su país se está abriendo en cuestiones como la homosexualidad.

Y Eurovisión será la plataforma perfecta para lanzar este tipo de mensajes, dada la «gran visibilidad» que ofrece con sus 200 millones de espectadores. Bien lo sabe él, tras su asistencia en 2019: «Me dio la oportunidad de hacer una gira internacional», reconoce.

El músico italiano, con orígenes egipcios por parte de padre, acaba de terminar una semana de merecido reposo en su casa milanesa que le ha servido para poner los pies en la tierra tras su triunfo en Sanremo y la vorágine que derivó.

Entretanto, como es natural, escucha mucha música, sobre todo italiana y electrónica, como la del vanguardista productor Ceri: «Estoy dentro de ese mundo en estos momentos», afirma, mientras piensa en su próximo proyecto discográfico, con total mutismo.

Pero en su lista de reproducción también hay artistas en español, una lengua que, explica, aprendió en el instituto y durante sus varias vacaciones con amigos en España.

Por esa razón algunos de sus temas más icónicos están traducidos a ese idioma, como «Soldi» o «Klan», incluido en su último álbum, «Ghettolimpo» (2021).

En este sentido, Mahmood confiesa su admiración por músicos como el colombiano Feid, con quien colaboró en su tema en «itañol» «Dorado» (2020).

En cuanto a sus competidores en Turín, Mahmood asegura que aún no ha tenido tiempo de escuchar nada pero ya le han hablado de una que es una «muy brava»: Chanel, la representante española.

En cualquier caso el italiano resta importancia a la competición y solo espera ofrecer una buena interpretación en Turín junto a Blanco. Eso sí, también será momento de divertirse, no solo de cantar: «No veo el momento de irme de fiesta», termina.




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