Se puede ser parte o no de una corriente caracterizada por la ingenuidad, la candidez de la temática y la perspectiva intuitiva y escribir algo naif, aun así tal vez solo se trate de ser ingenuo deliberado y que el acercamiento a lo infantil sea una consciente transgresión a los cánones academicistas.

Una amiga me increpó luego de leer mi último artículo. Me dijo que era ofensivo pero naif a la vez. Su rabia y frustración me tocaron el alma. Al final entendería sus motivaciones, su grito desde la diáspora. Le habían arrebatado su país.

Nuestra democracia, tal y como la conocimos en sus albores, como sistema político de alternancia en el ejercicio del poder está muy mal herida. Quizá ya feneció. Algunos dirán que no es cierto porque todavía se pueden escribir líneas como éstas. Bueno, nada dice que ello no exponga al autor a ser otra víctima del régimen. Eso se tiene que aceptar y asumir.

La paliza recibida en la elecciones parlamentarias del 2015 generó pánico en las élites del régimen

Es difícil reconocerlo, especialmente para quienes hemos alentado y participado en la vía electoral que procura que los venezolanos podamos superar nuestras diferencias en paz, en forma civilizada, mediante el ejercicio de la expresión de la voluntad de las grandes mayorías. Pero también debemos asumir que cada vez más esas puertas se cierran. La paliza recibida en la elecciones parlamentarias del 2015 generó pánico en las élites del régimen y sus socios antillanos, por lo que asumieron, con premeditación y alevosía, tomar un camino sin aparente retorno, un callejón sin salida al que han llegado cerrando las posibilidades de elecciones justas y en igualdad de condiciones para todos, evitando someterse al libre escrutinio popular. Ello nos lleva a revisar una vez más las formas de actuación en nuestra causa. A luchar por restablecer ese derecho de decidir libremente y elegir nuestro destino.

De nuestro sistema democrático plural solo ha quedado una fachada desvencijada, totalmente desconchada, que poco a poco fue asomando la verdadera superficie de un sistema de opresión, brutalmente represivo, que utiliza el poder para someter a la población en base al temor, la arbitrariedad y el chantaje mediante la dádiva. Manejan la necesidad para dominar.

¿Cómo puede llamarse la derivación de un estado que en franco desacato y contravención a su misma constitución convoca y elige en forma fraudulenta a un ente asambleario que se auto erige en poder originario? Dictadura pues, nunca Democracia. Ese poder reside intransferiblemente en el pueblo y no en la llamada revolución,causante de la devastación y miseria que sufrimos.

Ante estas dificultades terribles que vivimos retorno a la infantil actitud de soñar con el cambio, de creer nuevamente en nuestras posibilidades, de invitar a recrear la imaginación con la imagen de nuestra nación en libertad trabajando unida en la recuperación de nuestras posibilidades, de convocar a colorear la ilusión de una Venezuela cohesionada más allá de los odios y las diferencias, convertida nuevamente en ese hermoso país que siempre fue para los nacidos aquí y para quienes vinieron de otras latitudes a asumir nuestra identidad y formar parte de nuestro gentilicio.

El reto de los venezolanos es inmenso. Hay que abstenerse de renunciar, emigrar del territorio de la frustración, escapar de las redes de la desesperanza e insistir persistiendo, creando escenarios para el encuentro, el pensamiento y la acción. Hoy nuestro objetivo debe ser recomponernos en un nuevo bloque liberador, diverso y plural pero unido en objetivos y propósitos. Dejar a un lado nuestras diferencias y avanzar. No estaremos solos, millones de venezolanos de buena voluntad acompañarán el llamado,así como los países democráticos del mundo que saben con propiedad lo que sucede en Venezuela.

Hay tanto por hacer que el tiempo solo será una leve percepción colectiva, un reflejo en la conciencia nacional. Un destello en la inmensidad del firmamento de nuestra propia Historia.

@lucioherrera




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