“Como es del conocimiento público, durante varios meses las distintas fuerzas políticas que han participado en las acciones unitarias para la defensa del sistema democrático han mantenido conversaciones destinadas a asegurar la inteligencia, mutuo respeto y cooperación entre ellas, interesadas por igual en la consolidación de la unidad y la garantía, de la tregua política, sin perjuicio de la autonomía organizativa y caracterización ideológica de cada uno conforme se declaró expresamente en el acta de ampliación de la Junta Patriótica firmada el 25 de Enero de 1958 por los partidos políticos que la integraban inicialmente”. Junta Patriótica

De la misma forma, hoy la democracia como sistema político está viviendo situaciones que la colocan en horas muy dificultosas. Tanto, que deambulan por el mundo millones de compatriotas en búsqueda de una mejor calidad de vida a través de esa perversa diáspora que nunca antes se había visto entre nosotros. Es en este país donde el menosprecio por los derechos humanos, la crisis económica, la ineficiencia de los servicios públicos, son los que peor se comportan. Por tales condiciones, se impone la prisa de salir de esta maraña a través de gobernantes democráticos incorruptibles, eficientes y bien formados profesionalmente.

La oposición debe apurarse para encontrar los caminos de los acuerdos y convenios, de las negociaciones políticas integrales. Deponer el temor de negociar a cambio de algo. Lograr acuerdos generales a través de cuotas de poder que estén ajustados a los aportes electorales con los que cada organización contribuya con base en el caudal de votos que logre en las elecciones primarias abiertas e inclusivas. No sé por qué razón ruborizarse de la decisión de distribuir equitativamente cuotas de poder con las corrientes políticas que luchan y persiguen el mismo objetivo.

Cabe preguntarse, por qué si se trata de negociar con el actual gobierno de Nicolás Maduro bajo las condiciones de tú me das esto a cambio de aquello, por qué entonces no utilizar el mismo trueque con quienes desean un cambio de gobierno junto con el 85 % de la población venezolana. Se cede algo a cambio de otro algo equivalente. ¿Por qué entonces calificar de inmoral, censurable, inaceptable, hacerlo entre pares? A partir de esta nueva etapa política hay unos elementos que deben conducirnos a buscar el camino de la fusión, cueste lo que cueste, al justo precio, donde impere ganar-ganar, aceptando que todo tiene un costo y que el trabajo político no tiene por qué ser la excepción.

Un histórico ejemplo de negociación política entre distintos sectores de ideologías disimiles, pero con el mismo objetivo, fue salir de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez para que la recién nacida democracia perdurara en el tiempo fue el propósito del célebre Pacto de Punto Fijo; que años después lo que se conoció con el nombre de Ancha Base. De allí surgieron ministros, directores, gobernadores, parlamentarios variopintos. Se trató de negociaciones políticas bajo un contexto amplio, sin normas que le pusieran una chaqueta de fuerza y les impidiera actuar sin ningún tipo de tabú ni impedimentos. Con mayor razón debe serlo en estos tiempos donde la crisis que vivimos es considerablemente peor que cuando fue derrocado el dictador en 1958.

Puntualizando, la sociedad civil debe conocer la importancia de su participación y la responsabilidad que tiene para conseguir el cambio hacia un gobierno democrático y lo que ello significa para la transformación del país. Los ciudadanos tienen una cuota parte importante de responsabilidad en todo esto, no solo es de los políticos, lo decía semanas atrás. En sus conciencias queda en votar por el candidato que considere el más idóneo, el más preparado para representarlo como presidente de la república. La otra alternativa sería que el régimen de Nicolás Maduro se mantuviese en el poder por muchos, muchos, años más…

garciamarvez@gmail.com




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