Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Y no es prudente ir camuflando eternamente”

Antonio Machado.

Escribir las líneas de economía para este prestigioso diario, es una tarea que complementa los esfuerzos del dictado de las clases en la escuela de Economía de la Universidad de Carabobo, sin embargo he de reconocer que es una tarea que agobia pues no se vislumbra ninguna mejoría n materia económica, por el contrario se divisan densos nubarrones sobre el destino de este ex país, que ya ha pasado por la antigualla de una hiperinflación agravada por la caída del producto interno bruto superior al 80%, son los datos de una nación en guerra o afectada por un cataclismo natural, de allí deviene el carácter complejo de esta antinomia orgánica, que ha sido definida como la revolución de todos los fracasos por el académico Nelson Chitty la Roche.

Todos los fracasos acompañan a esta revolución, que ha estabilizado el relato de la pobreza, como aceptable y nos sume en la miseria y el horror, la crisis nuestra de cada día se revela en los jubilados convertidos en cadáveres deambulantes, en espectros caquécticos que lidian entre vivir para curar sus patologías o medio comer, en las escuelas clausuradas, enmalezadas y con maestros condenados a salarios miseros, igual situación vivimos en las agonizantes universidades nacionales, sumidas en el olvido como política de Estado, el gran ganador de esta tragedia es el régimen quien ha logrado destruir a la escuela como lugar de significación del contradiscurso, el naufragio escolar es el gran logro del chavismo, un modelo gansteril que en 25 años en el poder solo puede mostrar la herrumbre de la corrupción, el espectáculo horrido de la diáspora y el flagelo del hombre enfermo, el homo saucius.

Nuestras vidas, se han acortado y acotado a una existencia infeliz en donde la simple y cotidiana provisión de servicios públicos es imposible de lograrse, un país petrolero sin gasolina, sin energía eléctrica, sin acceso a agua potable, sin moneda, sin salario, no hay ningún indicador de desarrollo humano plausible, no existe bienestar la sola aproximación a este termino es una afrenta, una irrealidad propia de las obras de Carroll. ¿Cómo puede haber bienestar sí más del 80% de la población vive bajo la línea de la pobreza?, en Venezuela el salario es de 3,82 dólares mensuales, el hambre es una constante, la imposibilidad de contar con movilidad urbana una ilusión, la salud es un caos, somos una suerte de Parapara De Ortiz, con Casas Muertes y la peste de la corrupción y la mentira.

Asistimos a el concurso diario de ser el país con mayor inflación del planeta, en donde menos se confía en la democracia y en la estabilidad, en donde no hay instituciones no existe la posibilidad del bienestar y la prosperidad, es una máxima de Adam Smith, nadie es feliz en un país sumido en los vahos de la indecencia, los vicios y la galopante corrupción, un país sin libertades, en donde los ladrones gobiernan, en donde la justicia es un eufemismo inútil y el Estado, tiene el derecho pleno de actuar de manera irascible y violenta.

La crisis nuestra, se vive en el miedo a la represión de un régimen bajo el ojo permisivo de la justicia internacional, cómplice por omisión de este horror, somos el país de la pesadilla de la ergástula, del juicio político, de la inhabilitación discrecional, del despacho de la administración del horror, el país de los militares y la indolencia ciudadana, nadie reclama, nadie se atreve, somos cada vez menos, pero en estos medios convertidos en ventanas hacia la libertad, se seguirá desmontando la mentira oficial de la supuesta recuperación, aquí quien vive bien, tiene una asociación con la hegemonía que ha hecho del erario público su botín personal,

Finalmente podremos retornar de nuevo hacia la hiperinflación, vivimos a oscuras sometidos a ominosos cortes de luz, a la imposibilidad de pagar, usamos una moneda foránea que pierde su valor de compra frente al ascenso geométrico de los repudiados bolívares, un país sin moneda y sin salario esta condenado al naufragio, somos un barco a pique, un aluvión que aplasta una cosa informe, que apesta a corrupción, vicio y desigualdad, es necesario entender la crisis nuestra de cada día, esa que se cobra la vida de los condenados a los templos del dolor de nuestros hospitales públicos, la utilería de la recuperación no les aguantó un año, régimen de cleptócratas, cacocracia dura y pura, fracaso general, ese es el legado de Chávez y sus borrosos ojos despintados de las ruinas públicas, espero en Dios podamos quitarnos los grillos de la mente y de la lengua y enfrentemos a esta antinomia, pues es necesario vivir.




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