obispo más crítico de Daniel Ortega
El obispo fue detenido junto a siete de sus colaboradores: cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo. Foto: EFE
Las organizaciones agrupadas en el Equipo Regional de Monitoreo y Análisis de Derechos Humanos en Centroamérica manifestaron la noche del domingo su «repudio» a la «represión sistemática» contra miembros de la Iglesia católica en Nicaragua.

En un comunicado de prensa condenaron también enérgicamente el asalto ocurrido en la madrugada del viernes en la Curia Episcopal de Matagalpa», que derivó en la detención del obispo Rolando Álvarez y otras personas.

Afirmaron que este no es un hecho aislado, por el contrario, es parte de una serie de ataques, acoso y criminalización generada por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de la iglesia católica, dado el papel que esta ha tenido en la defensa en los derechos humanos.

También rechazaron una publicación de la Policía Nacional en la cual esta entidad justifica su abuso de autoridad en perjuicio del obispo Álvarez y la iglesia acusándoles, sin ningún fundamento, de realizar actividades desestabilizadoras y provocadoras en contra del Gobierno.

Exigieron la liberación de Álvarez, del camarógrafo Sergio Cárdenas, de los seminaristas Darvin Leiva y Melkin Sequeira, así como de los curas José Luis Díaz, Ramiro Tijerino, Sadiel Eugarrios y Raúl González, «quienes están recluidos en la prisión El Chipote desde el viernes. «Demandamos que se les respeten sus garantías fundamentales, así como su integridad física y psicológica y llamamos a la comunidad internacional a condenar y a estar atenta a los constantes atropellos a los derechos humanos de la ciudadanía nicaragüense.

Entre las organizaciones del Equipo Regional están el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), la Comisión de Derechos Humanos de Panamá (CONADEHUPA) y la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), entre otros.

Álvarez, el primer obispo arrestado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007, se encuentra bajo «resguardo domiciliar» en Managua.

El papa Francisco expresó su preocupación y dolor por la situación en Nicaragua y pidió «un diálogo abierto y sincero» para que se puedan encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacifica, aunque, en su llamamiento al final del rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro, no hizo referencia al arresto del obispo Álvarez.

Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.




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