Asisto a un webinar organizado por VAPA, una asociación de petroleros venezolanos radicados en el exterior. El tema es la internacionalización de PDVSA; la de verdad, la que comenzó a partir de mediados de los años 80 y significó la adquisición de activos en Estados Unidos, Europa y el Caribe. La que agregó una capacidad de refinación de 1,5 millones de barriles diarios, espacio preferencial para los crudos pesados venezolanos, participación en oleoductos y poliductos, acceso a redes de venta al consumidor final en mercados premium de alto valor (13000 estaciones de servicio en EEUU y 2000 en Alemania), así como espacios de almacenamiento y acceso a puertos de alto calado en Bahamas y las Antillas Holandesas.
Los 3 expositores que contaron la historia, veteranos del negocio con buen dominio del tema, se encargaron de mostrar con base en cifras, estrategias y evaluación de los mercados de la época la justificación de cada una de las acciones que llevaron a la petrolera venezolana a tener una red internacional de refinación, transporte y distribución de crudo y productos. Demostraron que la internacionalización no fue solamente una movida estratégica para hacer que PDVSA se viera grandota, sino queresultó en un agregado de alto valor comercial con economías muy favorables: el retorno del proceso se estima entre el 12 y el 16%anual, dependiendo del activo que se evalúe y el método de evaluación.
El régimenchavista, dentro de su remachada política de acabar con los logros de la democracia –sin tener nada con qué reemplazarlos- comenzó la venta de los activos en el exterior a mediados de la década de los 2000. Entre ventas directas y pérdidas de instalaciones por incumplimiento de contratos se recogieron, según los expositores del webinar, 6 mil millones de dólares, quedando solamente Citgo(lo que queda de ella) en manos del Estado venezolano, con varias amenazas en su contra por parte de acreedores y demandantes y una situación muy delicada que hasta ahora se ha podido salvar por el concurso de gente -petroleros de carrera ajenos al régimen- que la ha gerenciadodesde 2019 y por la protección del gobierno de EEUU. Los dineros recibidos por las ventas de activos de PDVSA cayeron en el bolsillo roto del chavismo (6 mil millones más o menos no deben haber hecho demasiado bulto) y Citgo está hipotecada por el manirrotismo rojo, responsable directo de arruinar una República y una petrolera que producía 3 millones de barriles diarios.
Este cuento podría ramificarse y entrar en mayor detalle sobre la pertinencia comprobada de cada una de las propiedades que la petrolera venezolana tuvo fuera de sus fronteras, pero ese tema debería ser abordado por los especialistas que participaron en el proceso y conocen de primera mano los argumentos y los números que respaldaron las decisiones. En mi opinión, lo más importante de ésta y muchas otras historias que tienen que ver con la trayectoria de la PDVSA prerrevolucionaria es la preservación de la verdad. Una verdad que desmienta la propaganda del chavismo y diga, con hechos y testimonios, cómo se manejaba el negocio de los hidrocarburos en Venezuela antes del deceso de la mayor empresa del país en enero de 2003. Hay que escribir y enseñar lo que era una organización de primera línea, operada y dirigida por paisanos competentes y honestos, paraluego compararla con el despojo que ha quedado después de más de dos décadas de calamidad y corrupción. Hay que evitar que cambien la historia. Para que los nietos, y los que vengan más atrás, se libren de embustes.
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