El sobresalto está ahí en los periodistas de Carabobo, siempre presente desde el 29 de julio. Es un estado de alerta permanente que provoca sudoración y despertares repentinos en la madrugada, si por suerte se logra vencer el insomnio, que hace que cualquier ruido sea sospechoso y que invita a pensar varias veces qué palabra usar para informar algo sin que eso sea catalogado como una incitación al odio.
En eso se ha transformado el día a día de los periodistas en Carabobo. El miedo de ser señalados, de ser intimidados, amenazados o, peor aún, de ser acusados de algún delito en el ejercicio de su profesión, ha hecho que la mayoría se detenga a pensar en sí mismos, algo que pocas veces sucede en esa carrera.
El contexto actual así lo ha determinado porque no se parece a nada que los comunicadores hayan vivido en el pasado.
También puedes leer: Ataques y persecución a periodistas regionales se intensifican tras las protestas por resultados electorales
El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela registró, solo entre el 29 de julio y el 4 de agosto de 2024, un total de 79 vulneraciones a la libertad de prensa, comprendidas en 62 casos relacionados con coberturas del tema electoral o de las manifestaciones ciudadanas desarrolladas en el país.
Las violaciones documentadas incluyen agresiones físicas o verbales (30); hechos de discurso estigmatizante (18); detenciones (7); medidas de censura (7); restricciones en internet (7); restricciones administrativas (6); actos de hostigamiento judicial (3) y restricciones de acceso a la información (1).
“Esta documentación es alarmante, debido a que pone en evidencia un recrudecimiento del patrón sistemático de represión y control sobre la información de interés público en Venezuela”, detalla el reporte de IPYS Venezuela.
“Esta vez se siente un peligro más real”
Muchos de los periodistas en ejercicio del reporterismo en Carabobo siempre han tenido claros los desafíos de la profesión. “Desde hace varios años no hay fácil acceso a las fuentes ni libre ejercicio del periodismo porque está limitada libertad de expresión. Siempre hemos sabido que expresarnos opinar difundir la información de lo que está sucediendo es un peligro en gobiernos como el venezolano, pero lo que nos ha tocado vivir después del 28 de julio, no había ocurrido antes”, relató una periodista con más de 10 años trabajando para diferentes medios de comunicación.
El temor de ella es claro. “Hemos visto cómo ha crecido la censura y autocensura, pero esta vez se siente como un peligro más real que te puede tocar la puerta en cualquier momento y no haya quien acudir, no hay instituciones, no hay mediaciones y usan ilegalmente a los cuerpos de seguridad del estado para llevar a cabo los amedrentamientos”.
Para ella, la situación que está viviendo va mucho más de la autocensura y la frustración, se trata de la salud mental. “Vivo todos los días con ansiedad y temor, es un tema de que ya no quiero salir de la casa ni hacer planes”.
Un temor como ningún otro entre periodistas
“Lo que estoy experimentando en este momento no se compara absolutamente con nada”, expresó otra periodista de Carabobo quien aseguró que nunca había sentido miedo de ejercer su profesión.
Resaltó que no se trata de ser prudente. “Es mucho temor, son muchos sentimientos que han aflorado que ni siquiera sabía que podía experimentar”.
A eso se suma la incertidumbre laboral ante lo que pueda ocurrir en los próximos días. “No sé hasta cuándo el medio para el que trabajo pueda de alguna podrá continuar con los pagos si no estoy haciendo el trabajo al 100% porque no estoy saliendo en cámaras, no grabó off y no estoy enviando materiales especiales para resguardarme, entonces también me da preocupación pensar si me quedo sin trabajo cómo pues voy a mantenerme”.
Un periodismo diferente
No firmar las notas, no aparecer en cámara, enviar reportes genéricos, son solo parte de la nueva realidad que enfrenta el periodismo.
Hay quienes han decidido apoyarse en colegas que están en el exterior para que publiquen ellos las informaciones, luego de ser debidamente verificada.
“En ese caso el aporte periodístico no es redactar la nota, porque hasta eso da miedo muchas veces, y mucho menos difundirla, sino verificar y enviársela a alguien más para que se publique y la verdad no quede oculta”.
Objetivo: Informar
Pese a todo este panorama, los periodistas están convencidos de que deben seguir con su labor informativa.
Tomando ciertas medidas de seguridad, continúan en la calle cubriendo lo que sucede. “Trato dehacer cobertura acompañada de colegas o personas cercanas que puedan ser testigos de lo que estoy haciendo”, aseguró otra periodista de Carabobo.
Para ella, los reporteros siempre han estado en el ojo del huracán y el miedo está latente. Pero hay que hacer el trabajo apegados a la Constitución y a las leyes.
“Sigo haciendo cobertura de protestas y lo seguiré haciendo pese a las amenazas y a las limitaciones que tenemos. No podemos dejar de informar, desde que me gradué de periodista estaba el gobierno de Chávez, nadie dijo que sería fácil en este escenario y contexto político hacer periodismo, hay que seguir informando”.
Preocupación de periodistas
Una de las principales preocupaciones del gremio el 28 de julio era que que muchos de los medios no estaban acreditados. Pero eso no fue un problema para ejercer la labor. No se reportó ningún inconveniente con los funcionarios del Plan República.
Pero posterior al evento electoral, se dio una campaña de descrédito contra un grupo de 12 periodistas en Carabobo señalados de terroristas. Fue rechazada por la seccional en la entidad del Colegio Nacional de Periodistas (CNP).
“Eso atenta contra la libertad de expresión, el derecho a la información, pone en riesgo la vida de los periodistas. Pero, además de amedrentar y bajar el ánimo a los colegas y censurarlos, también atenta contra el artículo 57 y el 58 de la Constitución”, enfatizó la secretaria general del CNP, Ruth Lara Castillo.
Hizo un llamado a las autoridades a que se garantice y se respete el derecho a la libertad de expresión, la Constitución y la protección y seguridad de los periodistas, sobre todo en el ejercicio profesional, porque es necesario y esencial para para una sociedad informada.
