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La marcada veteranía de los artesanos mexicanos, la gran mayoría mayores a 60 años, y el poco o nulo interés de las nuevas generaciones en preservar la tradición, hacen que el trabajo de elaborar objetos a mano esté en riesgo de desaparición, ha advertido este miércoles el Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 Mario Agustín Gaspar Rodríguez.

Avezado en técnicas como la laca prehispánica, mejor conocida como maque, y la pasta de caña de maíz, por las que ganó el año pasado este importante premio en el campo de artes y tradiciones, el maestro artesano muestra su preocupación por la posible extinción del oficio.

 

 

«Se está perdiendo la artesanía en México», lamenta en entrevista con Efe Gaspar Rodríguez, de 70 años, quien está considerado uno de los artesanos más destacados en el país y desarrolla su trabajo en el municipio de Pátzcuaro, uno de los de mayor producción artesanal en el occidental estado mexicano de Michoacán.

«La mayor parte de los artesanos, creo en todo el país, rebasan los 60 años, entonces, a medida que vaya pasando el tiempo lamentablemente van a empezar a irse (morir) porque ya son grandes (de edad)», apunta.

Pero además del retiro o de la ida del pie veterano, el maestro Gaspar Rodríguez considera que «a las nuevas generaciones, a los jóvenes, no les gusta aprender, no les gusta trabajar la artesanía», actividad que dice «es muy importante para la economía y la cultura de este país».

Destaca que existen hijos de artesanos que no quieren trabajar la artesanía «porque han visto o sufrido en carne propia las limitaciones que tiene un artesano y entonces prefieren dedicarse a otra cosa, o migrar, antes que ser artesanos».

No es el caso de su familia en la que tanto él como su esposa y sus cuatro hijos forman un taller artesanal en Pátzcuaro.

«Afortunadamente toda la familia está trabajando y les gusta mucho y eso es importante, que les guste lo que están aprendiendo», afirma el artista, quien destaca «la satisfacción que brinda la creación, una labor que solo se requiere de ingenio y habilidad».

Su Historia

La popular frase «infancia es destino» se le ajusta al maestro artesano, quien a los 11 años comenzó su aprendizaje en la técnica del maque, a base de pigmentos y aceites naturales, por medio de su maestro de primaria.

Recuerda que desde sus primeros años en la escuela le gustaban muchos los trabajo manuales, además del dibujo.

«En la escuela me ponía a dibujar, perdía las clases y no aprendía por no atender los maestros, todo por estar llenando mis libretas de dibujos», explica.

En esos años su maestro de aula, quien también era artesano, puso a sus alumnos a elaborar piezas con la técnica del maque, que se trabaja desde la época prehispánica.

«Fue la primera vez que yo tuve conocimiento de esa técnica y me gustó mucho, y a partir de ese momento me iba al taller del maestro saliendo de la escuela» todos los días, incluso en vacaciones, comenta.

Asegura que fueron muchos años los que duró su proceso de aprendizaje y posteriormente ingresó a otros talleres para aprender la técnica de la laca perfilada en oro. «Una técnica más y fina y elaborada, cuyo origen es Pátzcuaro», manifiesta.

Años más tarde y a raíz de una investigación, junto con otros artesanos, se dio a la tarea de rescatar la técnica de la pasta de caña de maíz, otra habilidad prehispánica con la que los purépechas, pueblo indígena del centro de Michoacán, elaboraban las figuras de sus dioses para que no pesarán y que le requirió 20 años de trabajo.

Las Técnicas

Para la técnica del maque relata que se utilizan tierras y colores naturales, sin brocha ni pinceles. «Todo es con la palma de la mano y la yema de los dedos», describe.

Explica que se aplica una capa de aceite, que se prepara con la semilla de la chía, y grasa que se extrae de un gusano. Y con ese aceite «se embarra la pieza y sobre la misma se espolvorea el pigmento de colores naturales. de origen animal, mineral o vegetal» y se alterna una capa de aceite y una de tierra hasta un determinado espesor.

Luego se deja secar unos 40 días para después plasmar el diseño sobre la pieza y aplicar los colores con la yema de los dedos.

En cuanto a la pasta de caña de maíz, dice que esta se utiliza para elaborar imágenes religiosas.

Expone que bajo está técnica se esculpieron las vírgenes de San Juan de Los lagos y de Zapopan, estado de Guadalajara, cuyas imágenes y templos católicos son de los más visitados en México.

EFE




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