Hoy me acerco por aquí
porque quiero dedicarle
unas palabras sentidas
al club Arévalo González
Y no crean que vine solo
a recitar mis cantares
me acompaña el cuarto bate
el gran Oswaldo Olivares
Ese insigne pelotero
del equipo Magallanes
además, socio honorario
de este club tan honorable
Así que busquen asiento
y escuchen bien mi lenguaje
voy hablarles de ¿Quién fue?
Don Arévalo González
Rafael era su nombre
en Río Chico había nacido
para un trece de septiembre
¡Cacao, playas, caminos!
En mil ocho del seis seis
de aquel siglo XIX
telegrafista y escritor
periodista que conmueve
Era hijo de Demetrio
Y de Águeda González
y tenía cuatro hermanitos
muy divertidos chavales
Estudiaría la primaria
en el Colegio la Paz
en la ciudad de Caracas
y ya era muy vivaz
Luego en Colegio Villegas
La Paz se convertiría
pues Guillermo Tell Villegas
el colegio compraría
Colegio de la Ascensión
pasa a ser su nueva escuela
también quedaba en Caracas
y eso al niño no desvela
Ya de joven Rafael
se hace un telegrafista
y eso lo emociona tanto
que se hace un especialista
Con Elisa Bernal Ponte
Don Rafael se casó
de quien se dice que ella era
prima del Libertador
Y de aquella hermosa unión
le nacerían diez hijos
y aunque extensa la familia
nunca se perdió el cariño
Olga, Nelly, Lilia, Jorge
con Graciela, Mery, Elba
María, Amneris, Héctor
hijos que le dio a esa tierra
Del telégrafo entonces
se convierte en periodista
y escribe contra Gómez
bien de frente y sin aristas
Pues propone un candidato
a la elección presidencial
Félix Montes contra Gómez
¡Y por supuesto le fue mal!
En el diario El Pregonero
y en la revista Atenas
él publica sus denuncias
por eso preso lo llevan
Así que estuvo en La Rotunda
desde el trece al veintidós
donde en esos nueve años
su alma no doblego
Pero antes, este ilustre
en el Castillo San Carlos
por orden de Crespo es preso
por allá por Maracaibo
Sufrió catorce prisiones
en el Zulia y en Caracas
Castillo Puerto Cabello
Y en cuchitriles barracas
El periodista Job Pim
comentaba con humor
además de periodista
¡Es preso de profesión!
Ya que si juntamos todas
esas varias detenciones
suman veintisiete años
que vivió en esas prisiones
Igualmente, un atentado
se dice que sufriría
un hecho no confirmado
y en nada sorprendería
Don Arévalo González
apoyó muy orgulloso
a jóvenes de la gesta
generación del veintiocho
Y aunque le costó ir preso
su esposa doña Elisa
mantuvo en circulación
a Atenas, la revista
Y también fue muy valiente
al pedirle al dictador
la libertad de su esposo
¡Lo exigía con valor!
Luego él en sus memorias
su gratitud le expresaba
pues nunca le hizo un reproche
por la vida que llevaba
Aunque fue desde la cárcel
que se enteró de su viudez
¡Ahí el entierro de su esposa!
Un celador le hizo saber
Tampoco vería nacer
al último de sus hijos
y menos lo vio morir
porque estaba detenido
En mil nueve siete siete
se publican sus memorias
y aunque no fue terminada
es gran joya de la historia
Se dice que fue el mismo
que en el año treinta y tres
comenzaría a escribirla
con humildad y altivez
En Caracas una estatua
recuerda su hidalguía
está ahí en Sabana Grande
como resplandor y guía
Además, hay varias calles
regadas por Venezuela
para honrar a este gran hombre
hay liceos y hay escuelas
Y el Municipio Guacara
del estado Carabobo
con un club, honra su nombre
para muchos un tesoro
Para un veinte de noviembre
de mil nueve cuatro tres
ahí en la calle Manrique
nacería con buen pie
Y su primer presidente
fue don Neréo Tovar
que junto a un gran equipo
ese club supo impulsar
Ese club que poco a poco
se fue llenando de gracia
en un pueblo guacareño
que soñaba la esperanza
Luego al tiempo comprarían
frente a la Plaza Bolívar
esa sede que aún conserva
muy vibrante de alegría
Casa donde se vendía
la leche de vaca, pura
y que luego sería un cine
con películas de altura
Fue don Nicolás Bordones
el dueño de aquella casa
pero fue el Marqués del Toro
quien primero la habitara
Existe un dato curioso
con esa Plaza Bolívar,
Plaza Ibarra se llamaba,
luego el nombre cambiaria
Esta casa con el tiempo
ha tenido que cambiar.
pero el frente, sus ventanas
sigue siendo colonial
Ventanas que han escuchado
un canto de serenata
y en las guerras montoneras
plomo, pólvora y culata
Y ahí en ese arbolito
que está sembrado en el medio
bailes, besos y agarrones
él ha visto en silencio
Y en ese patio de bolas
rabietas y algarabías,
algunas muy moderadas
y otras más con groserías
En la mesa el dominó
quizá un juego de barajas
o simplemente charlar
mientras se vacían las cajas
Es que el club, sinceramente
se ganó un buen sitial
y está sembrando en la gente
como un guacareño más
Otra sede hoy ostenta
en la vía a Vigirima
y se hace nombrar campestre
con una vibra divina
Así que todos de pie
hermanos arevalenses
para entonar nuestro himno
el que al miedo siempre vence
Soy arevalense
alma, mente y cuerpo
libertad y justicia
con fervor defiendo
Viva Arévalo González
paladín y soñador
de la prensa siempre libre
sin mordaza y sin terror
Y que viva nuestro club
un emporio de amistad,
de compartir en familia
con mucha felicidad
Don Arévalo González
Moriría un veinte de abril
En mil nueve treinta y cinco
Caracas, lo vio partir
Don Pío Lara