Fue un luchador incansable en defensa de la libertad de expresión. Hace cuatro meses murió Oswaldo Cali, abogado especialista en derechos humanos, un joven profesional miembro del equipo de la ONG Espacio Público.

Oswaldo Cali era tenaz, decidido, consecuente. Actuaba por convicción, nunca se dio por vencido. No todas las batallas las ganó, pero todas las luchó con dedicación y mucho empeño.

En los difíciles momentos que rodearon el cierre de la edición impresa de El Carabobeño siempre estuvo allí. Elaboró documentos legales, acompañó en cada diligencia, motivó acciones, aconsejó procesos. En simultáneo, reconfortó y ayudó a difundir las injusticias.

Multiplicar la información era también su trabajo. En foros, charlas, reuniones, donde se requiriera su presencia allí estaba explicando cómo enfrentar las tristemente habituales violaciones a la ley.

De una profunda convicción democrática, Oswaldo Cali veía en cada atropello contra los periodistas, en cada ataque a los medios de comunicación, un motivo para rebelarse. Y lo hacía siempre con el respeto a la legalidad como premisa, aunque el respeto por las leyes, por los procesos, por la norma, sea vulnerado desde las más altas instancias del poder.

En Espacio Público estuvo dedicado al litigio estratégico en libertad de expresión y acceso a la información pública a nivel nacional e internacional; formación a nivel nacional a periodistas y comunidades en libertad de expresión; investigación en el área de libertad de expresión y participación ciudadana; cabildeo e incidencia en políticas públicas en materia de libertad de expresión y aportes para legislaciones nacionales.

Esa disposición a apoyar a los demás quedó plasmada en su currículo. Además de la ONG Espacio Público, donde permaneció por más de 7 años, Oswaldo Cali fue vicepresidente del Hogar Vida Nueva, donde hizo aportes para la prevención, rehabilitación y tratamiento de la drogadicción y farmacodependencia en Venezuela. También promovió actividades benéficas y de liderazgo en la iglesia La Posada de Jesús.

Egresó de la Universidad Metropolitana en el año 2010 como abogado especialista en derecho corporativo. Realizó una especialización en Derechos Humanos en la Universidad Central de Venezuela y una maestría en Estudios Políticos y de Gobierno en la Universidad Metropolitana.

Fue profesor de la cátedra de Régimen Jurídico de la Comunicación en la Universidad Católica Andrés Bello.

El 22 de marzo de este año, Oswaldo sucumbió al cáncer. Fue una de las batallas que no pudo ganar, pero a la cual se enfrentó con aplomo y valentía.

Tampoco pudo evitar el cierre de la edición impresa de El Carabobeño. No fue una tarea fácil en un régimen que no respeta leyes, ni derechos, ni convenios internacionales. Pero esa lucha contra la injusticia de ver desaparecer un medio con 83 años de historia, nacido en dictadura y cerrado en dictadura, se hizo menos pesada con el acompañamiento de Oswaldo Cali. Sus consejos, su disposición permanente, su espíritu resiliente, sus convicciones ayudaron a dar una pelea dura, injusta y desigual, pero que se luchó con total entrega.

Este homenaje pendiente a Oswaldo Cali, el abogado de los periodistas, lleva implícito un reconocimiento a quienes como él luchan por sus convicciones, creen en la justicia y no escatiman esfuerzos para alcanzarla.




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