En este momento particularmente crítico que vive el país y frente a la carencia de autonomía por parte de una serie de instituciones que han acatado, con una subordinación vergonzosamente servil, las órdenes impartidas desde arriba, la presencia protagónica de tantos jóvenes estudiantes y trabajadores que, desafiando con coraje los violentos e inhumanos métodos represivos de gobierno, han desafiado protestando las decisiones del gobierno, representa un extraordinario soplo de democracia. Y así, frente a ese conformismo generalizado de tanta gente que, de una manera realmente inconcebible e irresponsable no ha tomado conciencia de lo que podría suceder, surge una maravillosa juventud animada por un arraigado espíritu patriótico y por un profundo sentido de responsabilidad ciudadana que lucha con entusiasmo y con pasión venezolanista contra esa “camisa de fuerza” que se le pretende imponer.

Son jóvenes indómitos decididos a no dejarse atropellar, son jóvenes honestos e incontaminados, son jóvenes que no se dejan corromper, son jóvenes que son el auténtico futuro de Venezuela. Y frente a ese baluarde representado por una juventud decidida a exigir respeto y legalidad a las normas de la Constitución, frente a ese potencial que es la verdadera esencia del “bravo pueblo”, será muy difícil cualquier tipo de transgresión, cualquier  violación  a las normas, cualquier intento a seguir cometiendo abusos. Será dificil porque son jóvenes animados por valores incondicionados de justicia y de libertad, porque son jóvenes con una honradez ciudadana que no está a la venta y frente a la cual los “petrodólares” y los “narcodólares” muy de moda en estos momentos, son simplemente papeles sin valor alguno. Es una juventud maravillosa que, así como se asombra con entusiasmo por las cosas buenas, del mismo modo  se indigna y reacciona con determinación contra los abusos y se opone con coraje y hasta con rebeldía a las injusticias, pero con una rebeldía que no es sinónimo de desacato de las leyes sino una conquista sufrida de la verdad, del valor de vivir sus propios ideales sin compromisos o transacciones dudosas, con esa rebeldía capaz de regenerar a ese tejido social tan corrupto y tan renunciatario que está viviendo esta Venezuela “seudo-revolucionaria.

Quiero concluir estas breves líneas con un llamado al gobierno de este país. Por favor cuiden a esos jóvenes, no los sigan desengañando, no los sigan decepcionando, no los sigan reprimendo así brutalmnte cuando reclaman por sus derechos. Ellos son un capital inmenso, representan el único y verdadero recurso de este país frente al cual el petróleo, el hierro y todas las riquezas del mundo son bienes irrisorios! No los sigan defraudando porque ellos y solamente ellos representan un auténtico soplo de democracia. Sobre vuestra conciencia está la enorme responsabilidad de defender, de preservar y de valorizar ese capital inmenso.

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri




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